¿Hasta dónde la política tiene una incursión disruptiva en la realidad social? La aparente cosmovisión política alternativa que se ha presentado entre las posturas del oficialismo y la oposición no han cuajado el cambio de paradigma social que el imaginario colectivo considera que debe permear de cara a un nuevo siglo y, en los hechos, nada diferencia a los primeros 23 años del siglo XXI del siglo XX.
Es en este escenario donde la candidatura de Claudia Sheinbaum no consolida la gran utopía de la 4T y asemeja en todo caso la distopia de la misma, por lo que la exigencia de la ciudadanía va en torno a la visión política que requiere el ejercicio de gobierno para trascender en la transformación que le corte el cordón umbilical a la 4T.
Todo indica que los anhelos del imaginario colectivo van en relación a la creación de una cosmovisión política alternativa que brinde elementos tanto para desterrar las viejas prácticas como corrupción, impunidad, desigualdad, pobreza y violencia, tanto de Estado como delincuencial, para caminar en un país que no tenga las profundas anomias que paulatinamente se han naturalizado, al grado de que presenciar una realidad constructiva es poco menos que una gran utopía.
¿Por qué la ciudadanía no percibe innovación política de la realidad? Porque a falta de originalidad en la construcción de las vías alternativas a lo que vivimos, se presentan ataques tratando de demostrar quién es el menos malo, pero no quién es el mejor. Se ha perdido la ruta de la imaginación política y la evolución de una clase política que no encuentra una estructura estratégica para recrearse y construir una realidad alterna.
Comenzar a edificar originalidad política parece ser el gran reto de la clase política, pues implica repensar las condiciones de conducción social en un esquema de incorporación ciudadana al poder del Estado que hasta ahora es impensable frente al monopolio político de la clase que ha hecho del establishment una olla de presión cuyo caldero termina o en programas sociales o frente a la sangría delincuencial, sin preguntarse hacia dónde va la nación.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
