De sus catorce juegos iniciados, en cuatro salió sin decisión y en dos de ellos, curiosamente contra el colero Tigres, su equipo lo rescató de la derrota. Tuvo 10 victorias para compartir el liderato con César Valdés y Juan Pablo Oramas,
Ponchó a 120 rivales en 83 entradas y un tercio, en las que recibió cuatro cuadrangulares, casi siempre al inicio de los juegos.
No completó ningún partido a diferencia de David Reyes, que también lo superó en el Whip con 0.89 por 1.04 del proscrito norteamericano.
El récord de 19 ponches en un juego lo hizo contra la sucursal de los Guerreros de Oaxaca.
Su enfermedad estomacal hizo que viniera a menos en la segunda parte de la campaña, además de que los rivales lo comenzaron a conocer.
Perdió el liderato de carreras limpias en su partido contra los Conspiradores de Querétaro por su terquedad de querer seguir lanzando más de las seis entradas a las que estaba acostumbrado. Entre sus defectos está además no ser un buen fildeador, y no cuidar a los corredores en base.
Yo había vaticinado que perdería el invicto en los playoffs, cosa que ocurrió con otra los Guerreros 5-4 con dos homerunes de Alexei Amarista, quien también lo había vacunado en la temporada regular. Pero mostró carácter al saltar al relevo en el juego decisivo contra Oaxaca.
Pretencioso, provocador y polémico evidenció las carencias de la Liga Mexicana, sin que nadie le dijera nada, pero dudamos de que pese a que las Ligas Mayores le hayan cerrado las puertas, regrese a nuestro país, pese a ser el mejor pagado de la liga.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.