El ataque cibernético contra el Congreso de Hidalgo sucede en un momento en que hay intereses en contraposición con el gobierno de Julio Menchaca y la transformación política no sólo de la entidad sino de todo el país.
No hay duda: las rutas de la transformación encabezadas por Menchaca Salazar han generado el aumento de la legitimidad del gobierno de alternancia y la credibilidad en un proyecto de transformación ciudadana sin precedentes en Hidalgo, el cual se ha convertido en amenaza viviente para la oposición política, que desde las lógicas del cacicazgo controló históricamente la escena político-social.
La actuación de Julio Menchaca en poco más de un año de gobierno ha sido impecable; su cercanía con la ciudadanía y su sensibilidad social lo distinguen como un político de mangas arriba, no de cuello blanco y escritorio. Las rutas de la transformación no son una respuesta reactiva a una sociedad asimétrica, desposeída y en crisis que dejaron los gobiernos del antiguo régimen en Hidalgo; son la respuesta de un proyecto político de conciencia social y para la conciencia social.
¿Por qué el gobierno de Menchaca Salazar se encuentra bajo el fuego de los hackers? Porque es un gobierno comprometido y de resultados.
El Congreso de Hidalgo debe ir más allá en su productividad legislativa, porque hasta ahora el trabajo del Poder Ejecutivo lo ha rebasado y ha demostrado que la democratización de los poderes públicos y su profesionalización generan mayor equilibrio político y social.
Es evidente que conforme el gobierno de Julio Menchaca siga dando resultados, los ataques hacia su estructura operativa irán en aumento, tal como ha sucedido a raíz del gran capital político que tiene el presidente López Obrador, quien también ha sido blanco de ataques cibernéticos para desestabilizar a su administración.
¿Por qué se presentan los ataques cibernéticos en contra de los gobiernos de López Obrador y de Julio Menchaca? Porque son gobiernos donde el trabajo de proximidad ciudadana genera capital político y esto los vuelve un peligro para las élites económicas y políticas del antiguo régimen y su legado siniestro. Si fueran un fiasco, la oposición se estaría aprestando para retornar al poder y controlar el país.
La conclusión sobre los ataques contra una parte del gobierno de Hidalgo es clara: no existe poder cibernético que pueda destruir la conciencia política cuando el gobernante es voz del pueblo. El hackeo podrá causar inconvenientes y pérdidas para el ejercicio de gobierno, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
