En un juego de párvulos se ha convertido la debacle que vive el PRI a nivel nacional, donde la represión interna intenta imponerse frente al frenesí de la desbandada de sus miembros en una defección que, paulatinamente, se ha vuelto una constante de la realidad del partido de don Plutarco Elías Calles.
En el lado opuesto del espectro político, Andrés Manuel López Obrador ha encontrado los argumentos para hacer de las estructuras del Estado -que en gran medida fueron construidas por el PRI- las herramientas de transformación que su proyecto requería en la hibridación del pasado con el presente del sistema político, maniobrando viento en popa, mientras la oposición que hizo perdurables las lógicas de reproducción política y del hacer de los usos de esa política, se envenena con la cicuta de su propia savia.
La administración de López Obrador, sin mayores trazos programáticos de un plan sexenal que carece de un sentido transformador y revolucionario de la ingeniería constitucional, e inclusive, aquejado por la coyuntura de la pandemia, navega con el viento a su favor, sin que exista ninguna corriente que la pueda detener, y ni la apertura a la revocación de mandato esgrime argumentos que puedan debilitar su gobierno.
La prospectiva no deja dudas, a diferencia de otras administraciones presidenciales: Morena habrá de prolongar su mandato porque el debilitamiento de la oposición ha herido sus estructuras y no existe un plan contingente, o bien, una reprogramación de estrategias políticas que puedan hacer frente al presente gobierno, que ahora ampara a los cuadros de políticos lo mismo del PRI que del PAN, que quieran trabajar en el nuevo orden político de la 4T.
Es cuestión de tiempo para que el mapa político en las gubernaturas se vuelva uniforme; Hidalgo se apresta a colisionar con un iceberg que fraguará la debacle priista, que hoy se profundiza con la división nacional y pone de manifiesto que nunca fue un partido monolítico, sino un enclave de autoritarismo que diseñó estructuras institucionales que hoy son operadas para preservar un nuevo orden político que habrá de transformar las lógicas del poder.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
