En los pasos perdidos del poder, el PRI en Hidalgo se apresta a una crisis mayor. En medio de la debacle política, el tricolor se ha dedicado a refrescar la memoria de la ciudadanía con respecto a los programas sociales que creó y que hoy señala que el gobierno de Morena los ha pintado de “guinda”, reclamando con ello su paternidad política.
Sin embargo, el deterioro político que vive el PRI en Hidalgo no es producto sólo de lo que hizo hace años, sino de lo que dejó de hacer para provocar una desigualdad social lo suficientemente grave para que ahora no halle cómo evadir su responsabilidad.
En un intento por lograrlo, la semana pasada en una conferencia de prensa, Marco Mendoza, líder del priismo en la entidad y Carolina Viggiano, candidata al Senado, exigieron respuesta a la escasez de agua que se vive y señalaron a la CAASIM, con la intención no de demandar una solución que a todos atañe, sino para hacer pasar al gobierno de Menchaca Salazar como incapaz de resolver problemas administrativos y sociales. Pero no sólo eso, también acusaron que el ahora candidato a senador por Morena, Cuauhtémoc Ochoa, utilizó los programas sociales como publicidad de campaña electoral, por lo que interpusieron una denuncia formal.
Esta estrategia de campaña es normal, pero va a contracorriente, porque el PRI experimenta, desde hace años, una crisis que se agudizó en el gobierno de Enrique Peña Nieto y que paulatinamente fue extendiéndose a nivel nacional, incluyendo a sus antiguos bastiones: Estado de México e Hidalgo.
El espectáculo que proyecta como partido el tricolor en Hidalgo no basta para garantizar que la elección del 2 de junio podrá permitirle afianzar su poder desde el Senado, el Congreso local y las presidencias municipales; como escenario posible es escabroso por la operación política de Morena y el peso social de las rutas de la transformación de Julio Menchaca.
Cualquiera que conozca la palestra política local advierte que el PRI se apresta a una crisis política mayor, porque la continuidad de López Obrador entra en su segunda fase: la consolidación del monopolio del poder político.
El PRI no ha podido escapar a su precariedad de conducción política, por lo que nada hace suponer que en este proceso electoral habremos de ver la resurrección, al tercer día, del bastión tricolor.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
