El regreso de “El Incróspito” Serrano

El día de ayer el cubo del bulevar Colosio fue el sitio de reunión para hablar de este portal digital; algunos rumoran que lo publicado ha llegado a incomodar a diversos personajes que no saben cómo justificar sus errores o falta de responsabilidad en sus encargos, por lo que su estrategia será recabar pruebas de que este espacio no es priista y así mostrarlo a sus jefes políticos.

Aunque la pregunta es si cuentan con la autorización de Omar Fayad Meneses y Miguel Ángel Osorio Chong para tocar estos temas en privado, pues como nos hemos cansado de decirlo, la crítica no es a sus líderes, sino a algunas de las piezas que no pueden con sus tareas encomendadas, lo cual debe ser difícil de entender para los aludidos.

La sorpresa de la tarde fue el resurgimiento de Onésimo Serrano González, “El Delegaitor”, que saltó a la fama por sus conductas excesivas como delegado federal, para pronto sus borrachazos y amoríos fueron la nota y, dicen, sigue preguntando quiénes fueron las fuentes. Daremos una pista: las decenas de personas que presenciaron sus conductas poco ortodoxas y atestiguaron sus corruptelas, es decir, gente de cada uno de los 84 municipios hidalguenses. Haga la prueba, querido lector, y pregunte en municipios al azar sobre este polémico personaje.

Serrano González no sabe a qué sombra arrimarse para que lo proteja de los muchos dichos en su contra, y ahora se exhibe en el PRI para hacer el grupo político de los rostros por los que el tricolor perdió las elecciones, los militantes que causan hartazgo y escozor, él que es el rey de los escándalos mediáticos que le arruinó la vida a una de sus colaboradoras por no poder afrontar las consecuencias de sus actos.

En un acto lleno de misoginia, Onésimo Serrano decidió poner a cámara a la mujer con la que sostuvo incómodas conversaciones para ocultar sus desvíos de dinero y su “caridad”, pues dicen que pedía mochadas para donarlas a la población vulnerable.

Esa es la cara que hoy presume el PRI, tratando de hacerse fuerte y enviar el mensaje de que no se dejará intimidar, pero parece que no ha entendido que el rechazo nació en la población durante las pasadas elecciones precisamente por gente como Onésimo Serrano, quien encarna la corrupción y la misoginia.

Estamos ante un Revolucionario Institucional en decadencia, más preocupado por rescatar carreras políticas arruinadas que por trabajar y escuchar a la ciudadanía.