El notorio decrecimiento político de las campañas de Carolina Viggiano y de Francisco Olvera -quienes como conductores partidistas encabezan la presencia del PRI Hidalgo- ha sufrido un estrepitoso revés político frente a las desafortunadas declaraciones de Alito Moreno, líder nacional del partido tricolor, en la petición a Jorge Álvarez Máynez de declinar en favor de la candidatura de Xóchitl Gálvez.
Es cierto que tanto la candidatura de Viggiano Austria como la de Olvera Ruiz no venían precedidas de los mejores números de adhesión e intención de voto ciudadano, en un momento donde la alternancia política del gobierno de Julio Menchaca se encuentra en un clímax social. Empero, podían tanto Viggiano como Olvera lograr reposicionar sus candidaturas en aquellos sectores de la población cuya indecisión de voto aún se encontraba en proceso de asimilación del proceso electoral.
El sacrificio de Alito ofrendado ambiguamente a la “democracia”, a la “ciudadanía”, pero sí contundentemente a la base militante tricolor que ha secuestrado, se convirtió a la velocidad de la luz en la torpeza más grave y grande que pudo haber proferido, inclusive, por encima de los audios filtrados donde señala “a los periodistas hay que matarlos de hambre”, porque lo que sacrificó fue no sólo la elección presidencial sino la conformación del mapa geopolítico nacional, donde el PRI puede pasar a quinta fuerza política del espectro partidista.
En estos momentos en Hidalgo y el país el PRI ya debe estar trazando alianzas de facto, intentando mover resultados de las votaciones con partidos satélites, como el PT, que fueron relegados por el poderío de Morena y con ello intentar no quedar diezmados como fuerza política.
Lo inverosímil de la jugada de Alito Moreno, es que posiciona a MC a nivel nacional como segunda fuerza política, ya que es un partido que en esta elección presidencial juega con capital político propio y la parametría ya lo proyecta como el campeón sin corona de la elección.
Si atendemos al desarrollo político de este proceso electoral en Hidalgo, entre la defección del GPI, el abandono de Morena Hidalgo hacia el PT, la disrupción de MC en la escena política, el auge de las Rutas de la Transformación de Julio Menchaca, la proximidad de Claudia Sheinbaum a las estructuras de gobierno de la entidad, la sumatoria es clara: PRI, PAN y PRD quedan en el olvido social.
El desastre creado por el sacrificio de Alito Moreno ha sacrificado al PRI Hidalgo, fortalecido a Movimiento Ciudadano y obsequiado en bandeja de plata la elección presidencial. Pero mucho más importante, el desatino de Alito ha pavimentado la consolidación del proyecto de López Obrador en el Plan C para concentrar la fuerza del Congreso federal y los Congresos locales, y hacer del Poder Legislativo el filo que se le había mellado a la espada guinda.
Si Xóchitl Gálvez no había calentado a las fuerzas políticas y ciudadanas en el proceso electoral, Alito Moreno lo hizo en minutos, logrando que las élites económicas y políticas de la nación de la oposición marquen en el sacrificio del líder del PRI, el sacrificio de seis o doce años de vacas flacas en la política nacional.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.