En 1952, el maestro japonés Akira Kurosawa realizó Vivir, otra de sus obras maestras, adaptando un guion de Shinobu Hashimoto y Hideo Oguni que narra la historia de Kanji Watanabe (Takashi Shimura), un burócrata que se entera de que va a morir y le quiere dar significado a su vida.
Con sorpresa, nos enteramos de que existe una nueva versión británica, de Oliver Hermanus; asimismo, no sorprende que la cinta esté nominada a dos óscares por sus mejores cualidades: la actuación de Billy Nighy, como el señor Williams, y la adaptación del Nobel Kazuo Ishiguro, que le da un toque británico al asunto.
El flemático señor Williams (Billy Nighy) ha trabajado toda su vida en el ayuntamiento, acumulando pilas de asuntos sin resolver, con un equipo de burócratas al que se acaba de incorporar Peter Wakeling (Alex Sharp), mientras sufre la renuncia de la simpática Margaret Harris (Aime Lou Wood).
El caballero recibe con estoicismo el anuncio de su doctor, de que solamente le quedan unos meses de vida, y le oculta la noticia a su familia; en cambio, decide auxiliar a un grupo de mujeres a construir un parque infantil.
Se trata del quinto largometraje del director de Belleza, que aquí cuenta con la mejor actuación del intérprete de Inframundo y El exótico hotel Marigold, y con el espléndido guion de Ishiguro.
Living se puede ver por los anteriores motivos, aunque si no se ha visto Ikiru, de Kurosawa, resulta más recomendable.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
