La psicología del amor

Opinión | Vivimos en una era en la que casi nadie quiere responsabilidad y compromiso, por lo que priman las relaciones a nivel físico, no espiritual.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Nada tan intrincado en un mundo que cacarea el amor como la falta de éste a nivel erótico, como premisa del ser exitoso por reproducción biológica y por construcción social de nuestro ser.

El amor erótico que nos distingue en las parafernalias virtuales, sus redes y las conveniencias del éxito social, tiene un doble discurso, en el que se admite como sublime y al mismo tiempo como cosificado y utilitarista, al grado de que las relaciones eróticas son objetivadas sin amor, es decir, fornicamos porque queremos fornicar, no porque amemos.

Aunque la función reproductiva de nuestra especie no nació del amor, pensar que el hombre primitivo antes de aparearse primero amó, es como pensar que primero existió el huevo y luego la gallina, cuestión que ya no es un dilema.

Sin embargo, pasamos del romance amoroso de siglos como el XVII al utilitarismo erótico; en el romance amoroso la razón no prima sino el sentimiento, en el utilitarismo prima la razón de satisfacción erótica y el sentimiento es pervertido por el orgasmo y el sentido de la dominación.

La ruptura se presenta porque en la psicología del amor el romance no es fundamental, nuestros apetitos sexuales pueden -y en los hechos lo son- ser apagados por encuentros casuales que renuncian a las relaciones reales duraderas porque exigen responsabilidad y compromiso, cuando vivimos una era en la que eso es lo menos deseado, prueba de ello son las interacciones virtuales de las redes sociales, el flujo de empleos en los mercados y hasta las promesas de gobierno.

A esto se suma que las conveniencias de distintas religiones monógamas nos empujaron a pensar y aceptar que el amor de pareja heterosexual era la única manifestación de trascendencia humana, siendo que los hombres primitivos tenían más de una pareja y no eran, específicamente, heterosexuales, por lo que en esta etapa de la humanidad nos encontramos frente al despertar del sexo, que no del amor, en múltiples relaciones de género, de las que se han reconocido hasta el momento 112.

Amar eróticamente en nuestra era es más difícil que esperar que el PRI vuelva al poder, casi la utopía de la utopía.

 

Consultoría política y conferencias: [email protected]

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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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