Los vientos de un nuevo proceso electoral en Hidalgo traen consigo las mismas prácticas de antaño, no hay nada nuevo bajo el sol y lo único que se presenta como innovador es el hecho de que Morena consolide su poder prohijado por las inercias de López Obrador.
Resulta increíble no el hecho de que las fórmulas partidistas y sus candidatos nos presenten ofertas políticas más añejas que sentarse con el culo, pero lo inenarrable es que la ciudadanía siga acompañando estas sórdidas aventuras electorales donde poca o nula reestructuración de la tarea pública se obtendrá.
La deformidad congénita de esta clase política no evidencia cura posible, son Cuasimodo tocando las campanas para advertirnos los horrores que están por venir, en un país donde el déficit de oportunidades económicas, en seguridad y en salud, ocupan los primeros planos, mientras las otras dimensiones de interés social languidecen como lo han hecho por décadas.
El vetusto Reloj de Pachuca aguarda con lágrimas el cambio en el ayuntamiento que tanto clama la ciudadanía, pero sin mayores esperanzas, porque de lo malo y lo peor estamos absortos durante décadas, sólo que ahora vivimos en una ciudad brutalmente insegura y predispuesta a convertirse en un páramo desolador.
Hidalgo del ayer, hoy y siempre, maquillado desde su capital, preso de la hambruna y la pobreza del Mezquital, desigual y proclive a lo desigual desde San Javier o la Zona Plateada, incognoscible en las cantinas del Atorón y El Arbolito, todavía con el sabor a las minas que algún día fueron el pulmón económico y que hoy son sustituidas por los baretuchos y los antros superfluos.
Caminar en este ambiente incierto electoral denota lo incierto del futuro de Hidalgo, implica tratar de entender por qué la ciudadanía no se rebela ante la podredumbre política, pero mucho más significativo, requiere preguntarnos: ¿hasta cuándo los líderes de barro seguirán en el poder? Siempre las mismas caras, siempre los mismos apetitos, salvo raras excepciones, siempre el pueblo pobre y el gobierno rico.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
