La verdadera democracia

En más de alguna conferencia he sido interpelado ante mi desencanto con la democracia, y no es para menos. El común denominador sigue pensando que es un régimen posible en el sentido de garantizar una voz social, pero en los hechos parece ser una gran puta que se vende al mejor postor, porque en la Real Politik, el Estado es manejado por el grupúsculo que en apariencia habla por nosotros.

Empecinado en demostrar que debemos construir un régimen político que consagre las oportunidades para el todo social, siguen existiendo incrédulos que me tildan de politólogo loco o de loco de atar, y me resisto pensando que el pesimismo de la realidad es guiado por el optimismo de mi inteligencia.

Pero es más fácil destruir que construir, por ello, ante la incapacidad de pensar y dirigir el pensamiento político, los escépticos, ignorantes y los de oscuras intenciones, insisten en que no existe mejor régimen que la democracia, pese a que las evidencias históricas, al menos en las democracias burgo/capitalistas, hayan probado que la quimera del oro de Chaplin es más creíble.

Me cago en la leche con la democracia. Debemos y podemos plantear un Estado humano desde lo humano con la simetría de la verdad social y proclive al hombre, donde ninguna persona, no importando su credo, religión, uso político y cultura, tenga oportunidades para realizar su vida; ello implica pensar al Estado como un instrumento social y no como uno de clase o de grupo, es el todo social sin distingos ni exclusiones que, desde el respeto a su contexto y diversidad antropogénica y social, deben prevalecer. Lo demás son discursos e intenciones mezquinas.

Instaurar un estado de naturaleza humana es el principio de ir a la carne de los pensamientos de los hombres, esto parece advertir una lucha de cambio que suele perderse en la concreción de las intenciones; quizá las revoluciones lo han mostrado, pero en realidad, lo que han mostrado son hombres que no se entregan a la humanidad, sino que pretenden lo contrario.

No puedo renunciar a tratar de trazar con mis pensamientos otros pensamientos de reestructuración/construcción, quizá en ello haya sangre, desencuentro y violencia, pero la ha habido siempre en la historia de la humanidad. Llegó el momento de imponer la verdad de la humanidad, la humanidad misma.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.