Las fobias de Pontigo en el Congreso

En la más reciente sesión del Congreso local, el diputado Juan de Dios Pontigo subió a tribuna y exhortó a sus compañeros a hacer algo para que se sepa que la “Legislatura de la Inclusión” ha sido productiva; sin embargo, el subconsciente lo traicionó y sin querer acabó lanzando un dardo de odio.

En el ámbito político siempre hay memoria histórica, aunque realmente son pocas personas las que la conocen. Lo más común es que haya olvido, a pesar de las circunstancias que van acomodando las cosas de acuerdo a intereses personales o de manera colectiva, pero siempre buscando un fin conveniente.

 

Las cosas se empantanan cuando hace su aparición la envidia, tomando en cuenta que este sentimiento o estado mental representa un dolor, desdicha o frustración por no conseguir lo que otros tienen; y si a eso le sumamos un toque de narcisismo, el cual se trata de un trastorno de personalidad en el que un ser humano tiene un aire irrazonable de superioridad, pues evidentemente que resulta una bomba con la posibilidad de explotar en cualquier momento.

 

Dicho lo anterior, en la más reciente sesión ordinaria en el Congreso local el diputado Juan de Dios Pontigo subió a tribuna, un tanto cuanto inspirado, metido en su papel de legislador ortodoxo y sin más ni más apuró a sus compañeras y compañeros diputados a hacer algo para que se sepa que la “Legislatura de la Inclusión” ha sido productiva, porque, de acuerdo a su óptica se ha hecho un esfuerzo notable.

 

Arrojó cifras que hacían referencia a que se presentaron 1,340 iniciativas, 410 acuerdos y que además hubo 834 dictámenes aprobados; sin dejar de lado su preocupación por el trabajo que se quedaría sobre el escritorio y que se debe resolver.

 

Hasta ahí parecía una genuina “apuración” y preocupación de este diputado expriista, exGPI y parece que exindependiente, porque es evidente que ahora tiene intereses con el Partido del Trabajo, es decir, con el Grupo Universidad, adversarios políticos del jefe del Ejecutivo.

 

Es más, urgió dar contraargumentos a los medios de comunicación que los tachan de no hacer nada, de que no son productivos y que no generan nada en favor de la sociedad. En pocas palabras se le notó un tanto cuanto indignado por tener que cargar en un futuro con ese desprestigio, aunque él tenga un trabajo legislativo sustancioso.

 

Al término de estos argumentos vino la traición del subconsciente, que de acuerdo a la psicología alude a la parte de la conciencia que opera por debajo del consciente, y vociferó buscando provocar una arenga:

No se trata de que gane una persona y que después salga una nota que es el mejor o peor. Va siendo el momento de revisar los equilibrios.

 

En cada una de sus palabras que, aunque fueron pocas, dejaron al desnudo y pintado de cuerpo entero lo que piensa el diputado Pontigo; es decir, el no ser él el más productivo le ocasiona un conflicto y el no haber sido él el líder oficial de un grupo legislativo le ocasiona reconcomio político.

 

Sin querer queriendo lanzó un dardo de odio y rencor a su excompañero Julio Valera, y decimos que sin querer queriendo porque veladamente lo expresó, toda vez que Valera de acuerdo con los números reales es el diputado más productivo y eso, seguramente, le duele. Pero así como en esta ocasión se refirió a Valera, pudo haberse tratado de cualquiera de los otros 29 diputadas y diputados, es decir, dejó entrever que le falta altura política para esconder sus filias y sus fobias.

 

Cabe recordar aquel bochornoso episodio en el que se filtró un audio en donde hace referencia a una reunión que se llevaría a cabo en el auditorio del Comité Estatal del PRI y expresó: Yo vine a quitarles un poquito lo pendejoy además, a modo de chascarrillo,pues yo no soy el presidente del PRI estatal ,wey, todavía, ¿verdad?, todavía”.

 

Y sabe usted querido lector, ¿quién era el presidente del Comité en ese momento? Adivinó… era Julio Valera….


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