Licencia Matrimonial

¿Por qué le importa al Estado meterse en mi noviazgo? ¿Acaso la sociedad tiene injerencia sobre lo que hago con mi pareja? Resulta que sí. El matrimonio funda la familia, y la familia es la célula de la sociedad. Familias fuertes hacen Estados sólidos, y/o culturas verdaderas que comparten idiosincrasia.

 

Hasta las comunidades religiosas requieren un credo común. Algunas confesiones religiosas ofrecen en sus templos, parroquias, congregaciones o comunidades las “pláticas o retiros prematrimoniales”, y es muy frecuente que los mismos feligreses consideran este subsidio poco menos que inútil y un requisito “fastidioso” para el trámite de la boda religiosa.

 

Cuando una pareja pretende divorciarse, la religión se opone y el Estado procura defender a la familia, y exige convenios sobre la custodia, la patria potestad y garantías como pensión alimenticia domicilio (una vez ahogado el niño tapan el pozo). Yo me pregunto: ¿por qué no existe la figura de Licencia de Matrimonio en México, si las garantías del convenio de divorcio también deben ofrecerlas los aspirantes? Hay países que contemplan la licencia matrimonial como requisito para casarse, pero en México se fomenta aventar a las parejas como “El Gorras” y que “se hagan bolas” sobre la marcha.

 

Los jóvenes sobre todo, no vinculan el noviazgo con el matrimonio ni lo articulan con los hijos, hasta que les pasa. No reconocen a la familia como la fuente social de las “personas de bien”, productivas y origen de los ciudadanos patriotas y responsables. Frecuentemente son las familias mal avenidas quienes entregan a la sociedad hijos delincuentes, vagos sin oficio ni beneficio, gente sin valores, es decir, la principal fuente de la corrupción, ilegalidad, etcétera. Por eso la sociedad se interesa por lo que haces con tu novia o novio, pues al final es toda la sociedad quien “paga el pato”.

 

La Ley para la Familia del Estado de Hidalgo, en su reforma publicada en el Periódico Oficial, Volumen II, del 31 de diciembre de 2016, establece:

“Artículo 5.- La familia tendrá como función, la convivencia de sus miembros por medio de la permanencia y estabilidad de sus relaciones, permitiendo satisfacer las necesidades de subsistencia y defensa.

Artículo 6.- La familia seguirá siendo la esencia sobre la cual evolucione el Estado.

Artículo 8.- El matrimonio es una institución social y permanente, por la cual se establece la unión jurídica de un solo hombre y una sola mujer, que con igualdad de derechos y obligaciones, originan el nacimiento y estabilidad de una familia, así como la realización de una comunidad de vida plena y responsable.

Artículo 10.- El Estado establece el matrimonio como un medio reconocido por el derecho, para fundar la familia.

Artículo 11.- El Estado protegerá la institución del matrimonio por ser un fundamento de la familia y la conservación de la especie.”

 

Si al Estado le compete proteger el éxito de la familia, ¿por qué no solicitar condiciones favorables, o al menos viables antes de realizar un matrimonio, y no sólo exigir 18 años cumplidos? A tal tenor propongo los siguientes puntos para obtener una “Licencia Matrimonial”:

  • Presentar actas de nacimiento.
  • Presentar identificaciones oficiales con fotografía, para comprobar la edad legal y constituir la personalidad jurídica de los aspirantes.
  • Que el Registro Civil donde nació la persona, independientemente de donde resida a la fecha, esté enterada si ésta es casada o soltera, para poder expedir certificados de soltería y evitar matrimonios con gente casada.
  • Presentar por escrito una carta con la anuencia o permiso de los padres de ambos novios. Resulta que es una realidad que las parejas conviven con la familia extensa, y está demostrado que la mutua aceptación y apoyo de ambas familias favorece la estabilidad del matrimonio; en cambio, la oposición suele ser fuente fecunda de conflictos graves. Por lo general esa oposición se funda en motivos que los novios o no aceptan o no ven, y que a veces resultan relevantes. Además el apoyo familiar suele ser valioso en momentos de crisis.
  • Entregar comprobante de ingresos o contrato laboral para demostrar que la pareja posee los medios económicos para la manutención en condiciones de dignidad, tanto de ellos mismos como de la prole que pretendan engendrar, y que no resulten un lastre económico para sus familias o para la sociedad. ¡Empecemos con el pie derecho! La vida tiene un costo… nos guste o no. Ya vimos que “contigo pan y cebolla” pocas veces funciona.
  • Presentar un presupuesto de gastos (en formato diseñado por el Estado), para que los aspirantes poco enterados hagan consciencia sobre los gastos que ineludiblemente van a enfrentar y sepan el nivel de vida que realmente pueden llevar, tanto antes como durante y después de un embarazo. (Muchos divorcios surgen a raíz de la insuficiencia económica). O sea, si no pueden: ¿para qué se comprometen? La capacidad es condición de validez del contrato legal.
  • Opcional: un seguro contra desempleo o embarazo inesperado.
  • Contrato de renta o escrituras del domicilio donde pretenden cohabitar. (El casado casa quiere). Eso de “vivimos con mis papás”, pues no.
  • Acuerdo prenupcial sobre responsabilidades, roles, obligaciones y tareas dentro del matrimonio, para que al menos conozcan las obligaciones a las que se comprometen y haya un acuerdo previo.
  • Análisis de compatibilidad sanguínea obligatorio para evitar embarazos de alto riesgo.
  • Análisis de fertilidad (porque luego resulta que no pueden tener hijos y eso me consta que causa separaciones).
  • Análisis general de salud, para ver si hay enfermedades hereditarias, de transmisión sexual, o aspectos a cuidar, porque resulta que contagian al cónyuge y hasta a los hijos.
  • Análisis psicológico, ya que a veces hay personas no aptas para llevar matrimonio por condiciones psíquicas de madurez, o psicopatologías diversas, es decir, no es capaz para el acto jurídico, y no sirve para el matrimonio.
  • Aprobar un test que avale que tiene la voluntad, intención y conocimiento consciente y capacidad para educar a los hijos y convertirlos en ciudadanos decentes, con valores, independientes.
  • Aprobar un examen de conocimiento sobre control natal, para avalar que pueden decidir responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos, sin meterse ellos mismos en problemas, evitar embarazos no deseados y reducir los abortos.
  • Aprobar un examen que haga constar que hay suficiente conocimiento mutuo, que se han tratado un tiempo razonable y que existe suficiente compatibilidad en torno a los modales, cultura, normas de convivencia, educación, costumbres, religión, creencias y proyectos de vida, que no sólo sirven de vínculo a los contrayentes, sino que tienen que ser aspectos comunes sobre los que se fundamentan las bases culturales y religiosas de la educación de la prole.

 

Así que, por el momento, dejo esto sobre la mesa para que cada quien lo medite, lo hable con sus hijos y su cónyuge, porque aun si el Estado no lo pide, son cosas que a los padres compete comunicar a los novios, y a ellos les conviene tomarlo en cuenta antes de casarse mal, aunque nadie se los exige. Al final será mejor para todos.

Por: Carlos Enrique Arias Vera

"Carlos Enrique Arias Vera, un ser humano peregrino por la vida, oriundo de una ciudad (Pachuca) y familia cosmopolitas, y diversificado en variadas aficiones, entre ellas el canto y las letras, docente de vocación, con grado de maestría, de profesión ingeniero civil. Tiene una curiosidad versátil y siempre insatisfecha. La mezcla de su formación académica, con la afición autodidacta a las artes y la práctica de algunos deportes y actividades, le confieren una cosmo visión personal sui géneris que comparte al tamiz de una filosofía dinámica, incluyente y matizada, y al igual que México, evoca un crisol del cual emerge un mosaico de opiniones y observaciones."






VIÑA Y SAL - Carlos Enrique Arias Vera

"Carlos Enrique Arias Vera, un ser humano peregrino por la vida, oriundo de una ciudad (Pachuca) y familia cosmopolitas, y diversificado en variadas aficiones, entre ellas el canto y las letras, docente de vocación, con grado de maestría, de profesión ingeniero civil. Tiene una curiosidad versátil y siempre insatisfecha. La mezcla de su formación académica, con la afición autodidacta a las artes y la práctica de algunos deportes y actividades, le confieren una cosmo visión personal sui géneris que comparte al tamiz de una filosofía dinámica, incluyente y matizada, y al igual que México, evoca un crisol del cual emerge un mosaico de opiniones y observaciones."