Llamado de emergencia

En plena estrategia de prevención contra el COVID-19, la UAEH realiza una reunión multitudinaria en uno de sus mejores recintos. El personal universitario es citado con poquísima antelación un domingo por la noche. El objetivo de la cita es informarles sobre el plan de ahorro para el retiro, para lo cual ponen autobuses institucionales a su disposición; un misterio rodea a esta “invitación” tan extraña y fuera de tiempo, en un día feriado, en una emergencia sanitaria sin precedentes. 

Los empleados llegan poco a poco, pasan por dos registros, les dan jabón antibacterial, les recogen los celulares, los guardan en bolsas de plástico que tienen un número adentro, les dan un cubrebocas, los sientan ordenadamente. 

Poco a poco los convencen de que los logros universitarios se deben a los diputados que se han logrado colocar en el Congreso, que hay que trabajar juntos, que son un gran equipo que debe mantenerse unido y se toca el tema que los convocó: el ahorro para el retiro, que se hace de forma prudente, casi romántica. Todos entienden por qué ahora es el mejor momento, nadie dice nada, apoyan a su “presidente”, se quedan callados. Parece que todos allí están acostumbrados a eso, saben cómo funciona, saben quedarse en silencio, defender su trabajo. 

La reunión termina entre aplausos y bromas, pero en realidad todos saben que la necesidad es mucha y que a veces hay que entrar en el juego para sobrevivir, para pagar las cuentas, para vivir dignamente. Total, ésta es sólo una nueva versión de una vieja escena en la vida universitaria, casi ritual, que los trabajadores conocen de sobra cuando se acerca un proceso electoral.


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