Los pueblos que son partícipes de su historia suelen no ser atropellados por los intereses de la clase política que pretende servirse del poder del Estado.
Lo que no tiene sentido es aquello por lo que no vale la pena luchar; aquello distante y etéreo que no atraviesa por la realidad que embarga a un pueblo, condición que solo se permite en los relatos de fantasía o las narrativas épicas que alegran o entusiasman la mente, pero que no permiten transformar lo cotidiano para brindar oportunidades de desarrollo humano.
En este sentido, el proceso electoral que viven los ciudadanos de Hidalgo -que no solo responde a la realidad inmediata de su Estado, sino también al macro contexto de cambio social nacional e internacional- debe suscitar una profunda reflexión sobre la construcción del porvenir en un momento de la humanidad atraviesa por una profunda crisis del ecosistema que es producto de nuestra incapacidad e indolencia frente a la toma de decisiones del gobierno.
Esta cruenta realidad de la cual todos somos partícipes encumbra los pasos perdidos en Hidalgo, es decir, un pueblo que no se manifiesta para lograr el cambio social que se refleje en el cambio de la realidad política, la cual ha causado este ecocidio político que ya no es una amenaza, sino la contundente realidad de un pueblo que ha quedado históricamente marginado del progreso al que tiene derecho.
No se puede cambiar la historia, pero sí el presente; ello impone transitar de la pasividad ciudadana a la toma de una conciencia transformadora donde la participación política cobre sentido, que signifique luchar por una mejor vida e implique crear un gobierno de todos.
Los pasos perdidos de Hidalgo están a la vista en la marginación y la pobreza.
¿Los ciudadanos de Hidalgo habrán aprendido la dolorosa lección que les ha impedido construir un porvenir para todos, en equidad y con oportunidades de cambio social? De no ser así, este proceso electoral seguirá la inercia del perro que, pese a su hambre, no es capaz de cambiar.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
