Otra forma de violencia

La semana pasada, el gobierno de la República lanzó una intensa campaña para registrar a los adultos mayores en una larga lista para obtener la vacuna contra el covid-19. El corazón de esta propuesta es formar una base de datos en internet que requiere de un registro en la página “Mi vacuna”, en la que, a través de la CURP, las personas quedan registradas. 

Suena increíblemente fácil, ¿no? Pareciera que es una decisión logística que ahorra muchos problemas y permite que los adultos mayores accedan de forma fácil y segura a la dichosa vacuna. Pero la realidad es otra, una más cruel y menos romántica. Más allá de las fallas que tuvo el sistema durante días y de la imposibilidad de registrar a las personas en la base de datos, hay un problema mayúsculo que no se está mirando con objetividad. 

El uso de internet y herramientas digitales es un privilegio. Sí, no solo en términos de recursos económicos, pues el hecho de poder acceder a una computadora y a servicio de internet no es suficiente. Hay otro tipo de recursos, los referidos a las habilidades digitales de los adultos mayores que, a veces, no saben ni siquiera utilizar un teléfono inteligente. Y no es su culpa, los avances tecnológicos los han rebasado. 

Las redes sociales han dejado ver que son los familiares de los adultos mayores los que han podido registrar a sus padres o abuelos, lo que nos lleva a pensar en todas las personas que no pueden acceder a servicios de internet y, mucho menos, cuentan con las habilidades básicas para hacer un registro en una plataforma digital. En esto hay un sesgo, hay una práctica discriminatoria que no ha pensado en los millones de adultos mayores que no saben cómo realizar un proceso como éste. 

La idea de que internet es una plataforma democrática, de libertades, en la que todos cabemos, es una mentira. La brecha digital, la falta de accesibilidad, las nulas estrategias para el uso de las nuevas tecnologías de parte de la población vulnerable solo nos dejan más claro que en el uso de internet como la principal herramienta para que los adultos mayores tengan acceso a la vacuna es tan solo otra forma de violencia. 


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