París bien vale una misa y una gubernatura también

En Francia había muerto el rey Enrique III y el sucesor más cercano era su hermano, pero también había fallecido, de tal manera que por parentesco le correspondía ascender al trono a Enrique de Borbón, o de Navarra, un pariente lejano. Pero había un inconveniente muy serio: en ese momento solo podían aspirar a ese cargo los católicos, que traían un enfrentamiento casi mortal contra los protestantes, y el aspirante era protestante. Entonces, Enrique de Borbón no podía ser rey.

 

Pero don Enrique encontró una solución rápida: renunció al protestantismo en una ceremonia fastuosa en la catedral de San Denis y se convirtió al catolicismo. Se dice que en la ceremonia le comentó a uno de sus ayudantes: “PARÍS BIEN VALE UNA MISA”, o lo que es lo mismo: con tal de llegar al poder se vale de todo y si hace falta renunciar a los principios, no hay problema.

 

En nuestro estado ya está en marcha el proceso para elegir nuevo gobernador, el puesto de poder más alto que se tiene y que, por lo mismo, provoca un ambiente muy especial de pelea entre partidos políticos y personajes. Y como en el caso de Enrique de Navarra, principalmente a algunos aspirantes por Morena les falta el uniforme para poder participar y se podría decir que por eso están fuera de la jugada. Pero aquí surge la repetición de la historia y sin más ni más, cambian de uniforme y se ponen el de Morena, porque UNA GUBERNATURA BIEN LO VALE.

 

Quienes -todo indica- ya hicieron esta jugada, o la van a hacer, son CUAUHTÉMOC OCHOA, que de verde posiblemente cambie a guinda y se convierta en moreno para seguir peleando la candidatura; FRANCISCO XAVIER, que es un experto en esto del cambio de uniformes y da una lucha muy fuerte para ser el candidato. Esta misma jugada la hizo en su momento LIDIA  GARCÍA, que de pronto amaneció morena y llegó a pensar en ser candidata, pero todo indica que no será así.

 

En los otros partidos parece que se replica el movimiento de ajedrez grillo, pero en lo que respecta a actitudes, pues luego de ser indiferentes ante la ciudadanía, de pronto se les ve comiendo helados con los niños, abrazando a viejitas, comiendo tacos como cualquier hijo de vecino y, si hay inundaciones, mojándose los pies con tal de hacer valer su uniforme de samaritanos. Si París bien vale una misa, una gubernatura también, en el sentido de renegar de los principios, o aparentar lo que no se es, con tal de ganar.

La historia se repite. Y mañana será igual.


ARCHIVADO EN:
, , , , , , ,