PRI: mito, fantasía y realidad

Me encaramo en el acto, las voces corean “alito”, “alito”, “alito, pero los murmullos horizontales son los que cuentan; en ellos se deja sentir en voz baja “fraude”, “la misma mamada de siempre”, “nos vieron la cara de pendejos”. Así se la traga la perrada del PRI, mientras los cuadros de elite se disponen al festejo y nuevamente la pantomima se presenta, pero pocos de los de arriba lo reconocen, algunos por ceguera y los más por conveniencia. ¡Nada ha cambiado!, ¡nada se aprendió!

 

El rencor y el poder vertical emergen con fuerza con desaires y amenazas (abiertas y tácitas), se hace la reprimenda contra los traidores y los chaqueteros, aquellos que se sirvieron del partido y que para la mayoría son despreciables, mientras que para otros, los menos, “son los chingones”, los que se llevaron la lana y el capital político mientras a la mayoría no nos dieron ni madres. Aquí sale a flote que el partido no era un conductor social, no había ideología, sino un botín político y una maquinaria de elite.

 

Los mitos

Los priistas ciegos y desprovistos de racionalidad política deambulan señalando y soñando que regresarán, que llegará el momento de cobrar las cuentas pendientes a los chaqueteros y traidores; pero para sus adentros salen del mito, comprenden que el partido se fragmenta y desmorona, que mantenerlo es el absurdo de mantener a una elite enquistada que nunca les dio jugada y que los utilizó; aparece el rencor, pero el mito subsiste, quizá como esperanza, quizá como pendejeria e indolencia.

 

La fantasía

Regresaremos como el ave fénix porque México nos necesita; la clase política y la partidocracia no son nada sin nosotros; nosotros hicimos el país en el siglo XX, siempre somos la opción; hemos sido corruptos, pero ¿quién no lo es?, la corrupción lubrica la política; ¿cómo podrá explicarse la política y el progreso de la nación sin el PRI?;  nadie sabe hacer política, los demás partidos la cagan, nosotros sabemos gobernar; sin PRI no hay historia.

Todo eso es la fantasía de los priistas.

 

La realidad

De no desmembrarse, cuestión difícil por el dinero y maquinaria política, el PRI habrá de regresar al poder; es un partido populista y la historia nos ha mostrado cómo los pueblos ciegos recurren a la retórica de estos partidos como el bálsamo que alivia sus heridas; el ascenso del peronismo en Argentina es una muestra de esto y el sexenio de Peña Nieto lo refrenda.

 

La elite no sabe la ruta, pero seguirá avasallando al partido y tratará de establecer alianzas con el poder, en los hechos la tuvo y la tiene con AMLO, observen cómo no hay críticas del priismo al nuevo gobierno, por el contrario, existe apoyo sobrado, porque saben que si abren el hocico, como al perro que ladra se los patearan.

 

Los espacios públicos para el partido se tornarán más raquíticos todavía, pocos gobiernos estatales y municipales estarán en sus manos porque su base militante siempre fue precaria, por lo que los ciudadanos se moverán hacia el apoyo del partido en turno y los cacicazgos también, cosa nada extraña y que sucedió años antes de que Peña Nieto tomara el poder.

 

Declararse priista ya es un problema, un estigma político que penetra a la sociedad que lo hace sinónimo de corrupto y delincuente político, cosa que no es ajena a la elite del partido, pero se hace como el tío Lolo, por lo que no escucha, no ve y no huele el problema, porque si quisiera remediar el problema utilizaría la maquinaria para hacer pedagogía política en la ciudadanía y en vez de operar, trataría de crear una conciencia política, algo de lo que carece.

 

La amenaza sobre la traición y la defección está presente como también sobre el arribismo de aquellos que quieren caer en blandito, es un: “el dinero y los puestos los controlo yo y si te doy algo es a costa de sangre, sudor y lágrimas”. Para ser priista hay que sacrificarlo todo si se desea, en la jugada pública, obtener algo.

 

La desbandada es evidente, pero el retorno al partido  es inesperado, además de que el castigo no permitirá volver.

 

Hasta la elite siente dolor y pesar, se acabaron los años mozos, ahora inicia la sobrevivencia.

Consultoría Política y contacto público: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.