Ricardo Anaya y la última raya al tigre

Los partidos de oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) atraviesan por un desconcierto de tal magnitud, que no han podido crear un proyecto político alternativo con peso social sustantivo para dar la batalla al capital político del presidente y su partido, Morena.

 

Convengamos que en México ningún partido, en estos momentos, puede sostener su triunfo en su base militante, es decir, que solo con sus miembros pueda ganar una elección, porque en realidad la mayoría del electorado no milita en un partido político. Por esta razón, el ascenso de López Obrador es un fenómeno político extra-partido que se legitima en la ciudadanía, más allá del sistema de partidos y específicamente de Morena.

 

En este escenario, muchos políticos se han convertido en nombres sin el capital político para dar la pelea a la continuidad del gobierno morenista y con ello lograr un gobierno alterno; caminan dando palos de ciego en un entorno que clama por instaurar un gobierno sin corrupción, como lo prometió López Obrador, y con ello, trazar un nuevo vínculo entre sociedad política y sociedad civil.

 

Es en este ángulo de acción política donde Ricardo Anaya no ha sabido resolver el diagrama político. La serie de acusaciones por enriquecimiento ilícito y las investigaciones de la UIF que pesan sobre él le están dando al traste a su discurso de probidad, e inclusive, fue precisamente un elemento que lo mantuvo lejos de la preferencia electoral en la pasada elección presidencial. Por ende, aquello de “¿Qué le hace una raya más al tigre?” no le aplica a Anaya, pues las acusaciones de corrupción en su contra se convierten en rayas sociales que no han pasado inadvertidas.

 

Todavía recordamos aquel debate presidencial donde Ricardo Anaya se acercó a López Obrador y éste se llevó la mano a la bolsa de su traje al tiempo que dijo:Voy a cuidar mi cartera, haciendo quedar a Anaya como ladrón. Está imagen le sigue pesando al político blanquiazul, y las investigaciones de la UIF agrandan esta sombra sobre su persona.

 

El Derecho impone que nadie es culpable hasta que se pruebe lo contrario, pero con la clase política en México el adagio popular reza al revés, por lo que la sombra de la corrupción que persigue a Ricardo Anaya dibuja un desolador escenario para su futuro político.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.