Siempre que da inicio un año, la sociedad incrementa sus expectativas por construir un mejor camino en los diferentes ámbitos de desarrollo humano, pero lo cierto es que 2021 nació cubierto de muerte y desolación, lo que prospecta una agudización de los problemas sociales en medio de una pandemia que se ha desbordado.
Los gobiernos en Occidente evidencian que utilizaron al Estado como maquinaria de mercado para generar riqueza y concentrarla en las manos de las élites del poder, pero nunca crearon un espacio público para todos; esto es claro y hoy, que la muerte se convierte en el punto de inflexión social, la cara de las élites gobernantes se expone como los buitres ante la putrefacción del cadáver.
El significativo incremento de la muerte producto de la pandemia y el colapso hospitalario, marcan un escenario que ha rebasado al Estado y su estructura de gobierno, lo cual, apunta a un ascenso de la violencia social, que será brutalmente reprimida por el Estado; de lo contrario, en múltiples casos podría perfilar una guerra civil y, por ende, el peligro para la pervivencia de las élites del poder. América Latina ya lo evidencia.
Por vez primera, la salud -que, por cierto, es parte del mercado porque se vende para el que puede comprarla y se le niega al que no, como lo implica la comercialización de la vacuna contra el covid-19 y el oxígeno en estos momentos- tiene en jaque a la cadena productiva, aunado a que las condiciones de consumo superfluo y recreativo han disminuido en forma drástica, lo que paraliza el consumo porque denota que el estereotipo de “bienestar y progreso” solo es eso: un estereotipo.
La oscuridad de 2021 nos llevará a niveles límite, se habrán de caer gran parte de las máscaras sociológicas que construyó el Estado capitalista y su clase política protectora de las élites económicas y de poder; pero en todo ello el precio que pagará la sociedad será infinito en sufrimiento, porque habremos de percibir la degradación humana y la violencia de Estado a diestra y siniestra, salvo raras excepciones.
El trazo amargo de la realidad en 2021 se tiñe de sangre y muerte, cruzamos el umbral de 2020 con cierta esperanza que se cayó en las primeras horas de este nuevo año.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
