Asesinato de alcalde, ¿obra de resentidos olveristas?

El homicidio del alcalde de Pacula sacudió a todo el estado y surgieron decenas de especulaciones sobre las posibles causas del hecho, unas más conspiratorias que otras, pero ninguna alentadora.

Sin duda, una de las teorías más nombradas fue un plan orquestado por el grupo olverista para vengarse del gobernador por liderar la purga de corrupción en las instituciones de Hidalgo. La frase “Nos vamos a desquitar en las elecciones” fue común en las bocas olveristas que durante la última mitad de 2016 se sintieron desplazados y sobajados, aguardando la oportunidad perfecta para golpear un sexenio que busca innovar en las prácticas de gobierno.

Coincidentemente, cada golpe al grupo de Olvera tiene como consecuencia una oleada de crimen en el estado que va desde homicidios múltiples como el perpetuado en Tizayuca, asaltos a plazas comerciales, balaceras en diferentes municipios o el hallazgo de encajuelados.

Después de hacerse públicos en planas nacionales los millonarios desvíos de la administración pasada, se produjo una reacción casi instantánea con el asesinato a sangre fría del alcalde panista. Sumado a la larga lista de incidentes poco comunes que coinciden en fecha con los destapes de corrupción, puede pensarse en una seria venganza que busca intensificar sus ataques para generar una mala imagen del gobernador, pues su más grande temor radica en no poder regresar a los años gloriosos donde los recursos eran destinados a la vida de zánganos y holgazanes pertenecientes a la camarilla olverista.

Lógicamente, ahora que han dejado de recibir prebendas del erario público, juraron venganza y una derrota para los candidatos de la Plaza Juárez, además de calentar el estado para defender a toda costa el que sintieron su más grande logro: tener el primer lugar en seguridad a nivel nacional.