Desde que José López Portillo se presentó como candidato único a la Presidencia de México no había existido un proceso electoral tan desangelado y sin sabor como el que protagoniza Claudia Sheinbaum que, más allá de las encuestas, ya se ha posicionado en el imaginario colectivo como la primera mujer en ascender al Poder Ejecutivo de la nación.
Aunque están todavía lejanos los comicios del 2 de junio, están moribundos en el ánimo social, mientras la oposición política se encuentra expectante de qué le habrá de tocar en los escaños elegidos por voto directo, pero sus flaquezas son de tal magnitud que nuevamente los Congresos locales se encuentran en peligro ante el crecimiento del capital político de Morena.
La cuenta regresiva al 2 de junio no es más que la crónica de la muerte anunciada de la oposición y la ventana de realizaciones que Sheinbaum hará en la nueva etapa y dimensión de la 4T, la cual, sin lugar a dudas, traerá una serie de reformas a la Constitución que, desde su ingeniería legislativa, dará paso a nuevos equilibrios sociales.
Andrés Manuel López Obrador se retira de la política activa en octubre, pero su presencia como líder moral de Morena tiene trazos más que metafóricos; el tabasqueño seguirá orientando el rumbo del próximo sexenio y no será un poder ejercido tras bambalinas, porque Sheinbaum tiene un proyecto político propio, pero de continuidad gubernamental, por lo que los pasos del “peje” seguirán escuchándose en la escena política nacional.
Los errores de la oposición la llevaron a subestimar el poder de López Obrador y de la erosión del modelo político que la sostuvo por décadas; ahora, su supervivencia depende más de los escaños plurinominales que del voto directo, salvo en estados como Guanajuato, donde el peso de las élites ha tenido que repartir la “riqueza” y, con ello, asegurar su poder.
Las huellas sociales de la 4T han creado un clima de adhesión social que se sumó a la candidatura de Sheinbaum desde los escarceos de los comités de transformación y custodia de la política nacional, porque eso es la ruta de la transformación: un paso cautelar de los logros que se afianzan en obras y tarea pública.
No habrá sorpresas el 2 de junio, salvo en la pregunta obligada: ¿cuánta presencia política perderá la oposición?
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
