El nacido en Marianao, Cuba el 15 de noviembre de 1940 llegó a México en 1959 para formar parte del peor Tigres de todos los tiempos, que perdió 104 juegos. Contribuyó a ese desastre con 19 derrotas, por solamente ocho victorias con un alto 5.92 en carreras limpias, eso sí con dos blanqueadas.
Su carrera dio un vuelco al año siguiente, cuando el equipo salió campeón bajo el mando de Guillermo Garibay con una novena plagada de estrellas encabezadas por Beto Avila.
Luis Clemente ganó 17 juegos por solo 7 derrotas, bajando su porcentaje de carreras limpias a 4.65, aunque sin ninguna blanqueada.
En 1961 tuvo su año de consolidación ganado 12 y perdiendo 7, pero con un 3.78 en carreras limpias, lo que le sirvió de trampolín para las Grandes Ligas.
En la Gran Carpa jugó 19 temporadas las que ganó 229 juegos por 170 derrotas con 3.30 en carreras limpias y 2 mil 416 ponches .
Debutó blanqueando a los Yanquis, equipo con el que posteriormente jugaría. Pero sus mejores momentos los vivió con los Indios de Cleveland y con los Medias Rojas de Boston. Con estos últimos ganó 122 juegos y se le recuerda ganando dos en la Serie Mundial de 1975, contra Cincinati antes de que se rompiera la maldición del Bambino.
Ya en el ocaso de su carrera regresó a la Liga Mexicana en 1982 con Tabasco ganado 6 y perdiendo 10, pero con un espléndido 2.34 en carreras limpias.
Al año siguiente comenzó con los Diablos Rojos del México, antes de ser cambiado a los Leones de Yucatán ganado 8 y perdiendo 6, con 3.38 en carreras limpias.
Descanse en paz esta leyenda del rey de los deportes.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.