En los últimos meses se han escrito millones de cuartillas sobre las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, poco se ha dicho de la importancia de la amistad entre Estados Unidos y China, a no ser para abordar el tema de Corea del Norte, pero no debemos pasar por alto que China continúa siendo el principal acreedor de Estados Unidos y el más importante tenedor de bonos del tesoro, con lo cual bien podría poner de rodillas a la economía estadounidense en cualquier momento.
En ese sentido, vale la pena valorar el deterioro de las relaciones entre Washington y Beijing. Hace apenas unos meses se hablaba de un acuerdo comercial entre ambos, pero hace una semana el presidente Donald Trump también hablaba de implementar cuotas a las importaciones de acero chino y la vez que exigía una mayor participación de ese país para sentar en la mesa de negociaciones a Corea del Norte para poner fin a sus ensayos nucleares.
En vista de que las cosas no parecen marchar bien, los empresarios de ambos países desafiaron el martes pasado a sus gobiernos en un Foro de Líderes Empresariales en Washington, al hacer un llamado a fortalecer la cooperación y el diálogo, sobre todo en términos de regulación, protección de los derechos de propiedad intelectual y acceso a los mercados.
Al final del encuentro emitieron un comunicado donde señalaron que, respecto a los recursos comerciales tradicionales, esperaban que las diferencias comerciales entre los dos países se puedan solucionar a través de la negociación y que ambas partes trabajen conjuntamente para encontrar una solución rápida a sus diferencias.
A la vez, propusieron animar a sus respectivos gobiernos para utilizar las herramientas existentes, a fin de resolver los conflictos de forma respetuosa y efectiva en cuanto al comercio y las inversiones. Con ello, trataron de calmar los ánimos y tranquilizar a Wang Yang, tercer viceministro de China, así como a Wilbur Ross, responsable del Departamento de Comercio, exponiendo su interés por multiplicar el comercio y las inversiones entre los dos países.
Estamos pues frente a la mutación del viejo sistema capitalista liderado durante años por Estados Unidos y la sucesión a China de ese liderazgo. El viejo eje del mundo capitalista se resiste a doblegarse ante el surgimiento del nuevo centro sobre el que gira la economía capitalista del planeta, incluso la de Estados Unidos en manos de China, donde hoy la confianza en el liderazgo de nuestro vecino del norte ha sido socavada por su propio sistema político y su propio presidente.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
