La histórica erosión de la clase política en Hidalgo pavimentó el ascenso de cacicazgos que servían de mediadores en el control político en las diferentes regiones y municipios, garantizando la cooptación del voto y la operación de estructuras políticas proclives al PRI, que por décadas mantuvo a la entidad sin alternancia política.
La mediación, control político y la violencia estructural favorecieron el crecimiento del Grupo Universidad, que asentó en la Ley Orgánica los instrumentos necesarios para asegurar su hegemonía y los candados legales de su operación en el espejismo de la autonomía universitaria, que fueron reforzados con la presencia de la falange de estudiantes que engrosaron la FEUH y posteriormente el CEU, encabezado por integrantes del antiguo brazo porril que ahora ostentan cargos en diferentes puestos de los enclaves universitarios, bajo una lealtad que se forjó a sangre y fuego desde los años 80 en Hidalgo.
El movimiento de estudiantes disidentes REBEL-ARTE navega sin control y ha sido rebasado por las auténticas demandas de extinción del Grupo Universidad y el destierro de la “Sosa Nostra”; entre sus exigencias ha tenido la renuncia del rector Octavio Castillo Acosta, de la directora del Instituto de Artes, María Teresa Paulín Ríos (quien ya dimitió) y de Esteban Rodríguez Dávila, líder del CEU, y ha ampliado el pliego petitorio que ahora contempla la reforma de la Ley Orgánica de la UAEH.
¿Qué diferencia existe entre reforma y derogación de la Ley Orgánica universitaria?
La diferencia entre reformar y derogar una ley es sustantiva: reformar significa modificar la norma, lo cual preservaría las lógicas, instrumentos, candados y laberintos que el Grupo Universidad construyó por décadas para operar, y esto no crearía un escenario idóneo de extinción de dominio del porrismo y sus cuadros; mientras que la derogación de la Ley Orgánica implica formar una asamblea constituyente que desde el destierro de los cuadros porriles genere el nacimiento de una nueva y verdadera estructura de cuadros universitarios y limpieza de prácticas de sometimiento amafiadas de la gobernanza y de una verdadera autonomía universitaria.
La precariedad y carencia de visión de los líderes del movimiento estudiantil disidente REBEL-ARTE revelan que la realidad política y social los ha rebasado, o bien, que detrás se esconde la manipulación del Grupo Universidad debido a lo miope y chato de la exigencia de instaurar la reforma, cuando lo que se requiere es la derogación de la Ley Orgánica para tener las manos libres y trazar la Asamblea Constituyente limpia, sin infiltraciones porriles ni presión en la toma de decisiones de los universitarios y para los universitarios.
Los grandes movimientos sociales, como el estudiantil de 1968 en México, fueron interlocutores sociales de la defensa de la conciencia revolucionaria de la hegemonía opresora de las estructuras político-sociales. Si el proceso político-social que vive Hidalgo les queda grande a los líderes de REBEL-ARTE, el movimiento se convertirá en la mentira histórica que marcó la pantomima teatral del arte del destierro de la “Sosa Nostra”.
