Desde el uso de drones en la guerra de Ucrania y hasta el plagio de tesis profesionales, la inteligencia artificial es la solución y respuesta a la impotencia de todos aquellos que persiguen sus propios intereses cuando el cerebro no les da para más.
Como sostenía Rousseau: “La voluntad general puede ser engañada”, y así se observa en la política, pues desde la retórica demagógica de los discursos palaciegos de cualquier gobierno se han construido las grandes mentiras y promesas que mantienen en nuestros días en la pobreza y la ignorancia al pueblo.
Frente al proceso electoral que estamos viviendo ya se han pronunciado desde estrategas hasta neófitos de la política utilizando la inteligencia artificial, sobre todo en la cúpula económica empresarial, para ver si los algoritmos y la neuropolítica pueden cambiar el rumbo de la elección.
Sócrates me enseñó que la dialéctica permite engrosar la inteligencia (no la artificial), por lo que cualquier análisis trasciende desde la racionalidad irrepetible de quien lo realiza.
Se sabe que es posible engañar a la voluntad general, lo ha hecho la clase política por años y ahora desde la inteligencia artificial, porque infinidad de políticos carecen de inteligencia natural, por lo que darán la batalla para sembrar ignorancia en el pueblo, proclive a la reproducción de la hegemonía política que nunca dejará de hambrearlo.
¡2 de octubre no se olvida!
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
