El capital político y la cercanía de operación burocrática que llegó a tener el actual presidente municipal de Mineral de la Reforma, Israel Félix, con el exgobernador Omar Fayad Meneses se ha diluido y perfila dos escenarios: consolidación o enclaustramiento político.
El vertiginoso ascenso de Félix Soto en el PRI marcó un antes y un después en la construcción de su perfil político, llegando a crear expectativas sobradas sobre su presencia en el gobierno de Hidalgo, las cuales estaban cimentadas en su cercanía con Fayad Meneses.
Gracias al dinamismo que le imprimió a su gestión como alcalde y su presencia social, se comenzó a acuñar la idea de que lo que seguía para Israel era la gubernatura, teoría que se avivó con la convulsión y extravío de los partidos políticos en Hidalgo, aquejados por la carencia de perfiles con piso firme y legitimidad ciudadana.
A diferencia de los vacíos de la administración municipal de Pachuca, Mineral de la Reforma concretó un programa de gobierno más allá de la obra pública, pues si bien tenía el déficit de pavimentación y planeación urbana a consecuencia de administraciones pasadas, se dedicó a actualizar su sistema de salud, a impulsar la proyección empresarial y la inversión privada, la calidad de centros académicos y la depuración en seguridad pública, así como el activismo del DIF municipal en la cultura, protección familiar y asistencia social.
A ojos de propios y extraños, el distanciamiento político entre Félix Soto y Fayad Meneses marcó un desafío para el primero, que emigró del PRI, partido que vive horas lamentables y aciagas en Hidalgo y que el proceso electoral que se avecina terminará por llevarlo al final de su historia. Sin embargo, Israel Félix Soto cuenta con el capital político suficiente para mirar y plantear un nuevo horizonte político fuera del tricolor.
A diferencia de lo que sucede con el Grupo Plural Independiente, que es percibido por la ciudadanía como el arribista del escaño político, la ruptura con Omar Fayad le ha traído a Israel Félix mayores dividendos que posibles déficits y el trabajo de piso que ha hecho en Mineral de la Reforma ha puesto en perspectiva el siguiente salto de su carrera política.
Félix Soto tiene un dilema: o juega como candidato independiente o se acerca a un partido político en ascenso, lo cual exige cortar todo nexo con su pasado en el Revolucionario Institucional, partido que se encuentra secuestrado por la vieja guardia, que ha eliminado las aspiraciones de democratización de su base militante.
No obstante, para Félix Soto jugar como candidato independiente supone el riesgo de tener menor representatividad social, ya que las candidaturas independientes tienen asimetrías y contrastes no sólo presupuestales con respecto a los partidos políticos, sino también de radio de acción y operatividad política, lo que deteriora a la postre el capital político de los aspirantes que, de lograr un escaño, quedan a merced de la correlación de fuerzas de las estructuras partidistas, minando con ello su capacidad de maniobra política y acción pública.
Los reflectores que advierten en el alcalde de Mineral de la Reforma un contrincante con capital político propio en la ciudadanía pueden apagarse y, de hecho, lo harán con prontitud, por lo que la definición de Félix Soto de cara al proceso electoral de 2024 y más allá de éste marcará su consolidación o enclaustramiento político.
