Justicia según Morena: ¿Fayad sí, Chárrez no?

CHÁRREZ DINAMITÓ A MORENA, AL NIDO GARZA Y A LOS CHAPULINES

Los diputados de Morena -particularmente los de Sosa- gritaron, manotearon e hicieron circo y medio por el enojo que tenían contra el gobernador Omar Fayad, ya que según ellos los había reprimido el 31 de julio, cuando de manera “pacífica” se habían manifestado en el Congreso para frenar una sesión de los diputados que ya se iban, en la que se aprobarían asuntos que lesionaban los derechos de Morena.

Dijeron entonces que fueron reprimidos y golpeados, aunque para muchos los provocadores fueron los electos, junto con gente traída del Valle del Mezquital por el legislador de ese distrito (Ixmiquilpan), CIPRIANO CHÁRREZ PEDRAZA (CCP), que ya ve usted que ni le gustan este tipo de acciones.

Por cierto, el diputado Chárrez sobre el caso opinó con voz de fuego: “Si esto sigue así, el pueblo se va a levantar para exigir no sólo cambios, sino también la salida de este gobierno”. Así de exigente y de radical en contra de quien siendo servidor público falle en su responsabilidad. Pedía, indignado, la cabeza del gobernador.

También de Ixmiquilpan, la diputada LUCERO AMBROCIO CRUZ, dizque lesionada en el caso del Congreso y exhibida en fotos con un collarín, dijo que se había usado la fuerza pública contra el pueblo, policías con armas de fuego y desde luego, se sumó a la exigencia de justicia por la represión.

Esas eran las voces de los morenistas enojados por lo que consideraron represión, con la meta de frenarla y sobre todo de hacer justicia. Para darle más fuerza a su posición de no dejar paso a hechos que lastimaban lo justo, organizaron una marcha para pedir JUICIO POLÍTICO contra el gobernador y cuando pasaron por Derechos Humanos, “#LadyCollarín” ingresó una queja por las agresiones recibidas. Eso no lo iba a permitir la diputada de Ixmiquilpan, faltaba más. El presidente de Morena, Abraham Mendoza, exigió justicia por la represión y el cese de medio gabinete por los excesos cometidos.

Extrañamente el grupo de Sosa, incluida la UAEH, que el rector y el exporro habían anunciado como participante con muchos argumentos, al final no fue porque al parecer empezaba la desplumada de la garza por órdenes de arriba.

Los morenos estaban ya con carrera y el 5 de septiembre fueron los 17 legisladores encabezados por el ahora decapitado VERAS GODOY hasta el Senado de la República para pedir y exigir la DESAPARICIÓN DE PODERES en el estado por la situación que se vivía “por los actos del gobernador”.

Había que oír la voz furiosa de Ricardo Baptista subrayando la represión gubernamental y la decisión de los morenistas de no permitirlo. Era la voz de Morena exigiendo justicia y mostrando por sus actos y dichos la voluntad férrea para que el atropello no pasara. Afortunadamente, Ricardo Monreal los salvó del ridículo al frenar la entrega del documento y con el regreso de los justicieros diputados con la cola entre las patas.

Pero vaya que si hablaron. Su voz sonó en todos los tonos para frenar la injusticia, alentados, al parecer, por las instrucciones de su patrón que los manejó como auténticos Dipu-Titinos.

AHORA CALLAN O HABLAN CON TIBIEZA

Ahora, en una lamentable muestra de doble moral, en el caso de CCP se quedan mudos o su voz es tibia, sin atreverse a exigir (como lo hicieron contra el gobernador Omar Fayad) la acción de la justicia y menos a exigir la cabeza de su compañero diputado, y por el contrario, se cuidan de tocarlo siquiera con el pétalo de una rosa,

pese a lo que los testigos y los videos dicen de la conducta de quien en su oportunidad amenazó en nombre del pueblo al gobierno estatal con quitarlo de esa responsabilidad.

Cipriano Chárrez Pedraza, en una actitud cobarde, dijo en un comunicado que quien manejaba su carísima camioneta NO ERA ÉL, SINO SU CHOFER, Y QUE NO HABÍA HUIDO DEL LUGAR. En ambas afirmaciones todo indica que mintió por las pruebas que se tienen y que le permitieron a la Procuraduría, con las medidas legales del caso, precisar que CCP SÍ CONDUCÍA LA CAMIONETA.

Por otro lado, los videos lo muestran dejar el lugar del siniestro corriendo y tratando de ocultar el rostro. Está claro que sí huyó del sitio del accidente, sin prestar auxilio a un joven que moría calcinado.

Después vino una serie de acciones en que simpatizantes suyos pretendieron defenderlo de lo que consideraron difamaciones en contra de quien, señalaron, era íntegro y capaz de gobernar. Estaba claro que la realidad era otra.

¿Y LOS MORENOS?

Los integrantes de Morena están callados o con voz tibiecita, hablando casi en susurro del caso, pero sin pisar a fondo el acelerador, porque una cosa es culpar al gobernador sin más pruebas que el resentimiento y deseo de venganza de su jefe, que realmente pelear con uñas y dientes por la justicia o tomar una postura para castigar a un diputado de su grupo, culpable por lo que se ve, de hechos que lastiman el derecho de ciudadanos víctimas de su conducta.

Igual o peor actitud la del medio escrito de Gerardo Sosa, que señaló una conducta sesgada de los medios de comunicación sobre el caso, de tal manera que, cual jefe de grupo, dicta cátedra sobre el quehacer periodístico y le amarra las manos a los comunicadores, pues según ese medio no somos jueces y sí sólo comunicadores objetivos e imparciales de lo acontecido.

Parece que no va por ahí la cosa, pues si bien la noticia no debe llevar opiniones personales y sólo el hecho como tal, con la libertad del lector para hacer juicios de los hechos, se pretende que la prensa no haga valer el género de opinión que con argumentos válidos enjuicia los acontecimientos.

Pretender dar lecciones de periodismo para defender a Chárrez denigra este oficio y más a quien lo pretenda. Ocultar información es lamentable, pues con tal de mantener la buena imagen del diputado en cuestión, se dice que no hay certeza de si él iba manejando, o borracho, como se dice.

Y aunque se cita un comunicado de la Procuraduría, se ignora la parte en que se informa que hay datos de prueba para afirmar que CCP era el chofer en el accidente. Esta parte no la quiso ver el medio de Gerardo Sosa. Allá ellos.

Con esta actitud es mejor que se guarden sus lecciones de periodismo.

En cuanto a los diputados de Morena y personajes con este uniforme: es aquí donde los queremos ver bravos, echados pa’ adelante, con exigencias radicales para poner en su lugar a un delincuente aunque traiga la camiseta de la “Cuarta Transformación”, y no con actitud ratonil en que piden aplicación del marco legal pero sin la convicción o fuerza como cuando pedían la cabeza del gobernador.

Dónde están la voz exigente de Veras Godoy, las expresiones demandantes de Baptista, las denuncias de fuego de “#LadyCollarín”, diputada por Ixmiquilpan Lucero Ambrocio, o las peticiones fuertes pero absurdas de Abraham Mendoza.

Y a estas voces, ahora a media luz, la pesada penumbra de otros personajes que hablaron en su oportunidad de represión, como lo hizo en rueda de prensa el encargado de la rectoría, Adolfo Pontigo, y ahora el silencio espeso y grillo de la casa de estudios sin que diga “esta boca es mía” o el manejo mañoso del caso en su medio.

Si hay justicia, parece que hay elementos para que Chárrez sea desaforado, juzgado y castigado por lo que hizo. Ya con lo que hizo el señalado, Morena pierde ante la opinión ciudadana, pues queda claro que a muchos de los que se arrimaron al partido de López Obrador, sólo los impulsó la ambición del poder con el uso abusivo al que están acostumbrados.

Y en esta línea que da frutos como Chárrez se forman garzas, expriistas, panistas y demás partidos que los vieron ejecutar el salto del Chapulín con singular descaro. Muy temprano cosechan lo que sembraron y se confirma aquello de que “la mona aunque se vista de seda…mona se queda”.