Una tarea central del Estado es la construcción de ciudadanía como producto de una politización constante del tejido social y, con ello, garantizar una adhesión activa a la construcción de la realidad social en perspectiva de proyecto-país.
La politización del tejido social es un ejercicio de formación ciudadana que trasciende de manera transversal a las estructuras formales y reales del Estado, desde la institucionalidad hasta la familia, así como a las diversas organizaciones de la sociedad civil cuya interacción pública solo es posible cuando la instrucción política genera una cultura política cognitiva, la cual permite que los ciudadanos tengan plena conciencia de la construcción de la tarea pública y sus alcances en la transformación de las expectativas y oportunidades sociales.
Este es el contexto que en la mayor parte del planeta está ausente, pues la ciudadanía no tiene una conciencia política de transformación constante del Estado, donde hace suyo el proyecto de nación y, por ende, direcciona las tareas de construcción pública y con ello garantiza que su voluntad se erija como un ejemplo de soberanía activa para garantizar que la clase política como sector operativo del gobierno ejecute los planes y programas públicos acordes a esa voluntad ciudadana.
La realidad mundial es otra: la despolitización proviene como una estrategia de la clase política y los sectores de élite a los cuales responden para garantizar “sociedades ciegas”, aquellas que de forma ignorante reproducen las condiciones de la clase política que las dominan y, por tanto, se perpetúa su poder hegemónico con objetivos claros como la concentración de la riqueza, el predominio de la cultura de su reproducción y la extensión de dominio de la cadena productiva a su servicio.
Las sociedades ciegas tienen un costo de pobreza y opresión social que hemos vivido históricamente, que insulta y que pavimenta el camino de la explotación como instrumento de control y dominio social; cuestión que tiene números críticos: más de 6 mil millones de personas en el planeta viven en pobreza, lo cual es, sin duda, una tragedia que asemeja al determinismo mismo de la vida.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
