La primera semana de julio ha dado tremendas notas sobre políticos hidalguenses que parecen desconocer la discreción en todos los sentidos. El primero en robar planas nacionales y locales fue el delegado de la Cruz Roja en Hidalgo, José Saade Kuri, quien dio muestras de su extraordinario compromiso social al contestar la petición de uno de los voluntarios con un “no puedes pedir nada porque tú no eres nadie”.
Saade Kuri hizo gala de una prepotencia desmedida que le ganó los reflectores, ya que además es hermano de Gerardo Saade Kuri, yerno de un exgobernador hidalguense, lo cual pone en entredicho los méritos del delegado federal para arribar a su encargo.
Saade Kuri también fue vinculado con David Penchyna Grub, a quien algunos dicen apoyó en su búsqueda por la candidatura a la gubernatura el año pasado; basta recordar que una de las estrategias de promoción de Penchyna Grub fue la entrega de ambulancias en distintos municipios.
Paralelamente, Onésimo Serrano González, delegado federal de la SEDESOL, volvió a dar de qué hablar cuando se hicieron públicos varios mensajes que intercambió con quien parece sostener una relación sentimental; la sorpresa es que se trata de “un amor compartido” con un personaje a quien se menciona como “compadre” y con Ramón Ramírez Valtierra, éste último viejo amigo de Serrano González, pues coincidieron –también- como diputados locales en el Congreso del Estado.
Este mismo año, Serrano González fue señalado por sus relaciones extramaritales con un buen número de colaboradoras al interior de la delegación, por el cuestionable uso de los recursos económicos a cargo de la dependencia, así como por su asistencia constante a convivencias aderezadas con bebidas alcohólicas.
Coincidentemente una de las fieles parroquianas a la mesa de Onésimo Serrano es la funcionaria federal denunciada en redes sociales, quien recientemente fue beneficiada con un ascenso como coordinadora del Programa de Comedores Comunitarios, por cierto, programa con raquítico desempeño en beneficio de los hidalguenses.
Los personajes antes citados tienen en común acudir a reuniones con otros políticos, de diversos ámbitos, en un conocido edificio ubicado sobre el bulevar Colosio de Pachuca donde la cita es los días jueves. Se ha visto también desfilar a expresidentes municipales, delegados federales, David Hernández Madrid y vástagos, periodistas de una conocida revista local y de medios regionales de Tula, exdiputados locales como Javier Amador y Miguel Romero, exfuncionarios estatales, exdelegados federales, y el titular de la Sedagroh, Carlos Muñiz y su subalterno Mauricio Corona.
Entre los pasatiempos de dichos personajes se enuncian diversas actividades en las que destaca el consumo de bebidas embriagantes, que como es natural exalta pasiones y sentimientos; tal fue el caso de Antonio Lechuga, delegado federal de PROSPERA, y Ernesto Vázquez Baca, diputado local de Actopan, quienes protagonizaron una pelea a puño cerrado.
Así tal cual, como pleito de adolescentes en cantina tuvieron que separarlos, naturalmente, algunos de los invitados no tuvieron enfado en contar distintas versiones de lo sucedido.
La meta de estas reuniones tiene un claro afán político de formar o fortalecer un grupo bastante nutrido donde resaltan los nombres de Carlos Muñiz y Mauricio Corona, pues todo apuntaba a que pertenecían al grupo del gobernador Omar Fayad Meneses, pero tal parece que se trata de algo más que una convivencia entre amigos.
Ya de paso cabe resaltar que no es la primera ocasión que se habla de convivencias a las que concurren Muñiz y Corona, quienes en algunos momentos han sido nombrados por los pasillos como los “negritos en el arroz” del gabinete actual, ya que no se ha observado desarrollo de los programas sociales que les confieren.
También merecen sobresaliente mención los periodistas que acuden a dichos convivios y los que, casualmente, han jugado un papel preponderante para tratar de influir en el ánimo de la ciudadanía, recientemente calificando a Sayonara Vargas como “reprobada”.
