Las marchas anti-AMLO

Las últimas manifestaciones en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador y todo lo que huela a su administración y colaboradores, son un intento reactivo de sectores de cúpula del poder económico y político para tirar al gobierno, de modo que se perfila una estrategia incipiente y sin la estructura de un movimiento, por lo que es débil y sin dirección lógica.

El paso siguiente de este vector político, porque insisto que aún no es un movimiento político, estriba en conciliar los intereses de los sectores económicos empresariales, comerciales y terratenientes en dogmáticos y en una segunda etapa con los intereses extranjeros de estos sectores; acto seguido, viene buscar la conciliación de intereses de partidos políticos de oposición y fuerzas políticas contrarias a López Obrador para, en un segundo momento, crear un clima de insurrección ciudadana, paso más complicado porque los mexicanos que menos tienen, que son la mayoría, consideran que el gobierno de Morena es su gobierno y pese a que la mayoría no pertenece a este partido, está animada y comprometida con el proyecto de Estado.

La tercera etapa de lucha política de la oposición es la insurrección y levantamiento del ejército, pero dependerá de la fuerza de las dos primeras; si logran debilitar a López Obrador y su gobierno, no será necesaria la tercera, pero ello depende de que Morena no logre la continuidad en el Poder Ejecutivo.

La paradoja de todo esto es que por vez primera en México el hambre y la desolación parecen haber abierto los ojos y colocar un halo de conciencia en los sectores que menos tieneny que ven en López Obrador la esperanza de su vida, por lo que no será nada fácil para los sectores de oposición doblegar el proyecto del presidente.

Lo absurdo de la reacción de la oposición es que envía un doble discurso que ha sido percibido en esta intentona golpista y se trata de que los sectores de ciudadanos que se han movilizado no muestran carencias económicas claras, más aún: toman las calles en autos de lujo, portan banderas que ya no calan y se dispersan con facilidad para ir a comer; su lloriqueo ha causado desdén hasta en los sectores que los prohíja y un grave rechazo de la población que menos tiene, que admite: “Si este cabrón que tiene un Mercedes, Audi o BMW, se queja y se quejan los que van en sus camionetas, ¿qué pedo con sus vidas?

Esta movilización ciudadana es incipiente para despeinar al Peje, pero algo está claro: es la punta del iceberg que puede hundir al Titanic.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.