Los dinosaurios se niegan a morir

Con las garras, con los colmillos, pero más con el rencor y el deseo de venganza, los dinosaurios grillos en Hidalgo se niegan a aceptar que sus días de gloria y de canonjías, así como de cargos de honor y de buena billetiza, se acabaron, se terminaron, y que pese a todas sus marometas y cabriolas no volverán, porque su lugar está ocupado por personas que han dado mejores resultados.

Sin embargo, si algo los mantiene vivos es su deseo de cobrar venganza en contra de un gobernador como Omar Fayad, que se atrevió a dejarlos fuera, a gobernar sin ellos, los maestros, los que todo lo saben y todo lo conocen, y lo peor: sin los salarios que por sexenios tuvieron para ellos y sus recomendados.

La verdad es que pocos los extrañan, pero desde las sombras, con el rencor carcomiendo sus almas, critican, rechazan, condenan, señalan con dedo de fuego lo que ellos en su infinita sabiduría ven como mal hecho y que ellos, desde luego, podrían hacer mucho mejor.

No por nada, directo como es Fayad, después de votar para elegir presidente y secretaria general del PRI, dijo que las peores críticas por su buena relación con AMLO vienen de priistas resentidos, dolidos por no tener los privilegios que tuvieron en otros gobiernos, “y porque son priistas sólo para formar parte del gobierno, y si no están en una nómina especial, te dan la espalda. Esos no son priistas y ojalá se larguen del PRI, sería congruente”, subrayó.

Fuertes las declaraciones del gobernador, que no se guarda nada para quienes hablan desde la frustración de no verse en nóminas especiales simplemente porque creen que se lo merecen, no por capacidad o resultados, y que estando en el poder son todo lisonjas para el gobernante y fuera del dinero se convierten en críticos amargados.

 

SE AGRUPAN

Pero los aludidos son dinosaurios que no quieren desaparecer del mapa político así como así. Si los grandes animales dominaron la Tierra unos 135 millones de años, los lagartos terribles y grillos hidalguenses, con más de 80 años de ser dueños del suelo político de Hidalgo, no van a desaparecer por el meteorito Fayad, que los puso quietos cuando los dejó fuera de las buenas nóminas.

 

SE RESISTEN

En la elección de dirigencia nacional del PRI reaparecieron algunos dinosaurios estatales, en un mensaje claro de que buscan quien los dirija, en lo que se nota como intención de formar un grupo para cobrarle a Omar Fayad lo que consideran una ofensa.

En este grupo de Priistas Resentidos (PR) había lo mismo exfuncionarios del gobierno anterior que buscaron frenar con todo la llegada de Fayad a la gubernatura, que exservidores públicos sin hueso que se hicieron los aparecidos para arropar a Carolina Viggiano.

Y ahí radica el peligro de que se rompa la unidad y cohesión del PRI en Hidalgo, como advirtieron Miguel Osorio y el gobernador, pues se nota el deseo de formar un grupo que trabaje con todo para impulsar a Carolina a la gubernatura, para ganar y recuperar las nóminas y puestos perdidos con Fayad. Sería tanto como un PRI contra el gobernador, arropado (por lo menos así se ve) por Carolina.

Pero en todo esto hay un problema: quien manda en Hidalgo es Omar, pues encabeza un gobierno que tiene el reconocimiento de propios y extraños, que ha obtenido logros históricos que le dan la autoridad para fijar reglas del juego, entre otras cosas por la excelente relación con AMLO.

Así que de nada les sirve a los dinosaurios buscar reaparecer con sus buenas malas mañas, porque no hay manera de que triunfen. Y usted dirá: “nombres, nombres” de estos dinosaurios rencorosos y mañosos. Con gusto.

Entre estos dinos apunte usted al JIRAFFATITÁN, el más pesado y grande de todos, con unos 12 metros de altura y un peso de casi 60 mil kilos. Era un monstruo y en política se le considera el líder del grupo, pues era quien dictaba nombres para las candidaturas. Usted póngale nombre, porque de ese dinosaurio sólo eso queda, aunque hace su lucha por volver.

No olvidemos al TYRANOSAURUS REX de unas 7 toneladas de peso, acostumbrado a la buena comida por las buenas o por las malas, parecido a algunos exfuncionarios que resienten no tener los cargos y el dinero de antes y desde las sombras planean su venganza. Usted decida quién o quiénes son.

El TRODON, es un dinosaurio de no gran tamaño, pero es mañoso y acomodaticio para ganar. Los de esta especie no eran secretarios, pero siempre pescaban buen hueso; son peligrosos por marrulleros. Y luego están el SPINOSAURUS; el ALLOSAURUS, rápido y letal, y el DEINONYCHUS, el rey de los velociraptors y otros más que quieren regresar al mundo.

Todo indica que la proximidad de elecciones y la llegada de una hidalguense a un cargo en el PRI nacional les crea un escenario para pelear la gubernatura y las minas perdidas; sin embargo, el cambio generacional apunta a nuevas figuras con una nota dominante: en Hidalgo hay gobernador que ha hecho del cargo una oportunidad de muchos e importantes logros. Quien se arrime a los dinosaurios dolidos hace una mala apuesta y quien saldría perdiendo sería el PRI.

Y aunque los dinosaurios desaparecieron hace 65 millones de años y no tienen regreso, en política a nadie se le puede dar por muerto, por lo que más de uno tomó en serio lo que dijo Fayad: “Que se larguen del PRI”, y ya se habla de distinguidos priistas que podrían preparar la huida. Nadie los va a extrañar porque sólo están con su partido si tienen ganancia, y así no se puede.

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Por: Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.


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SUMA Y RESTA - Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.