Morena Hidalgo contra la infiltración del PT

La ruptura de Morena Hidalgo con el PT es el primer paso para poner fin a la infiltración política de personajes que buscaban candidaturas a modo bajo la bandera de la 4T. Es momento de que el partido guinda reconozca la lealtad y trayectoria militante y no al arribismo político.

A profundidad analítica, Morena Hidalgo se encuentra en un profundo proceso de depuración política que proviene de la depuración iniciada por López Obrador, para asegurarse que el Movimiento de Regeneración Nacional que inició no caiga en la degeneración nacional de su pensamiento político.

 

La escisión política de Morena Hidalgo del PT es el prolegómeno frontal de la depuración de la infiltración que, en Hidalgo, marcó un inicio gubernamental y de partido que fue producto del ascenso de una fuerza de alternancia política que, primero, tenía que afianzarse y detentar el poder del aparato de Estado y, posteriormente, trazar la estrategia que diera fin a la infiltración política de grupúsculos partidistas y arribistas del escaño público.

 

A contraflujo, los grupos políticos independientes -como lo implicó la construcción del GPI-, precipitaron la atención de Morena en la estructura de gobierno y partidista, que entendió con claridad que no se precisa acceder al poder como partido político para controlar el poder del gobierno, por lo que la infiltración en un juego de intereses de grupo político o grupos de interés partidista, pueden y, en los hechos lo son, resultar tan peligrosas como perder una diputación, senaduría o alcaldía frente a otra fuerza partidista.

 

En los entretelones de la ruptura de la alianza de Morena Hidalgo y PT, se encuentra la escisión de poder del partido guinda en el Congreso, pero, lo que era más peligroso, al interior de sus estructuras políticas que se veían atacadas y depredadas por los grupúsculos de genética política distinta, los que venían en ascenso, posicionando candidaturas a modo y, generando un contrapesos y zafarranchos de presión hacia Marco Rico, líder del partido.

 

En esta atmósfera, la cúpula del partido guinda ha creado una reestructuración de cuadros. Perfila la depuración política y la centralidad del poder que le permite peso de maniobra y dirección política; por lo que el golpe maestro a la ruptura de la alianza con PT, se presentó por medio del recurso exhibido ante el IEEH, por Dalila Fernández Sánchez, que, en la adopción de medidas cautelares contra uso de slogan y símbolos pertenecientes a la 4T que, son estructura y fisonomía identitaria de Morena, no puedan ser usados por el Partido del Trabajo en Hidalgo, ya que sin alianza, no existe autoridad alguna para ello.

 

Estamos en presencia de un principio de revalorización ideológica y política en Morena a nivel nacional.

 

López Obrador está dejando como legado a la nueva hegemonía política de Morena, un símil de la caída del Muro de Berlín. Los resabios del antiguo régimen no pueden causar sombras en el poder guinda, por lo que una vez consolidada la continuidad política de su Movimiento de Regeneración Nacional, la tarea es nítida, asegurar la limpieza política con una purga intestina radical de reconocimiento a la lealtad y trayectoria militante y no al arribismo político.

 

El escenario actual de la alianza de Morena con partidos satélites fue trazado como estrategia de López Obrador para, en lo sustantivo, evitar corrientes políticas en su contra durante su sexenio; pero una vez que se afianzó en el poder, las retóricas fueron cambiando de rumbo del bienvenidos a la 4T” al no los necesitamos en la 4T.

 

La ruptura de la alianza Morena Hidalgo – PT es la punta del iceberg de los grupúsculos y la infiltración política. Lo próximo, es el hundimiento del Titanic.

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