Tras dos años de no calificar a los playoffs, los Diablos Rojos fueron eliminados el año pasado por los Tigres de Quintana Roo y los Guerreros de Oaxaca en la post temporada. Ahora que estrenarán el estadio Alfredo Harp Helú tienen la obligación de obtener un nuevo campeonato, cosa que no ocurre desde el 2014.
Para ello han apostado por el poder trayendo de regreso al gigante de Mulegé, Japhet Amador tras cuatro años en Oriente y al norteamericano Cyle Hankerd, además del veterano cañonero nacional Jorge Cantú y los extranjeros Oswaldo Arcia y Adonis García.
Será pues un equipo lento, con Carlos Figueroa como único velocista, que aunque acabó de líder de robos en el primer minitorneo, fue pescado robando en muchas ocasiones.
Contra lo que pudiera esperarse, el pitcheo solamente fue reforzado con los relevistas Román Méndez y José Valdés.
Repiten el norteamericano Patrick Johnson y apostarán de nueva cuenta por el ex liga mayorista Luis Alfonso Mendoza, quien solamente ganó dos juegos el año pasado. Octavio Acosta, quien también vino a menos luego de los Panamericanos y David Reyes, que había sido relegado al bullpen.
Tienen esperanzas de que Arturo López recupere la buena forma luego de su operación, y Carlos de León queda como otra opción.
La receptoria que fue uno de los puntos débiles estará de nueva cuenta a cargo de Ricardo Valenzuela.
El cuadro estará bien complementado con David Vidal, J.C Gamboa y Avíla, con Cantú, Amador o Hankerd alternándose en la inicial.
Los jardines están bien cubiertos por Iván Terrazas, Carlos Figueroa y Jesús Fabela, mientras que en el relevo repetirán Jesús Anguamea y Natanael Santiago.
Aunque el equipo calificará para la postemporada, necesitará que su pitcheo funcione para aspirar al campeonato.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
