Este lunes se exhibe en el Teatro Guillermo Romo de Vivar, como parte de la LXV Muestra Internacional de Cine, la cinta polaca Guerra Fría, de Pawel Pawlikowski, la única cinta que puede hacerle sombra a Roma en la entrega de los óscares y que incluso la ha derrotado en ciertos festivales.
Ida, la anterior cinta de este realizador nacido en Varsovia en 1942, recibió el óscar a la mejor película extranjera.
El guión del propio realizador y Janusz Glowacki, se inicia al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de expertos se dedica a rescatar canciones folklóricas para presentarlas en un teatro.
Ahó el pianista Wioktor (Tomasz Kot) conoce a la bella Zula (Joanna Kulig), y aunque no tiene una gran voz, la acoge bajo su férula, pues se ha enamorado de ella desde el primer momento.
A medida que pasa el tiempo, ella comienza a subir en la compañía, mientras él se siente estancado, y decide desertar hacia Occidente.
En un principio, ella acepta, pero se arrepiente en el último momento.
Wiktor toca en cabarets parisinos y compone música para películas, cuando la reencuentra y la convence de que se quede con él.
Sin embargo, ella no se siente a gusto y decide regresar a la compañía.
Wiktor es capaz de dejar todo para seguirla.
La trágica historia de amor, puede considerarse como una paráfrasis de la sociedad polaca y del comunismo.
La fotografía en blanco y negro de Kukatz Zal es espléndida, así como la banda sonora de Marcin Masecki, que incluye varios números de jazz excelentes.
Cold war es pues una bella y conmovedora historia de amor, que no hay que perderse por ningún motivo.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
