Onésimo Serrano, un cáncer de la política estatal

El año pasado, Onésimo Serrano González se convirtió en figura estelar de los chismes locales que lo describían como un hombre sin escrúpulos, misógino y corrupto. Las

acusaciones tomaron tanta seriedad que el exdelegado federal de la SEDESOL interpuso una denuncia contra una Fan Page de ocio y entretenimiento local por hacer circular un video que mostraba las conversaciones con una de sus subordinadas y que embarró a personajes como Luis Jaime Osorio y Ramón Ramírez Valtierra.

Parecía que lo peor de Onésimo Serrano se había dicho, pero no fue así ya que hasta el día de hoy continúan surgiendo voces que denuncian la corrupción que lo rodea en diferentes escalas.

Su paso por la SEDESOL estuvo marcado por las altísimas cantidades que cobraba a los presidentes municipales para aprobarles los proyectos de obra, dicen que llegó al grado de recibir millonadas por la entrega de hojas de registro a los programas; así como se escucha: cobraba los formatos que gratuitamente la delegación estaba obligada a entregar y que únicamente servían como registro de inscripción.

Mientras que en el tema de apoyos económicos de $1,200 llegó a entregar tan sólo la mitad del recurso a cambio de la firma de los “beneficiarios”, pero la mayor desfachatez resultó cuando presidentes municipales y personajes regionales se acercaron para reclamarle y él contestó que se trataba de un recorte para destinar los recursos a una fundación.

Así de horrorizante resulta la presencia de Onésimo Serrano en la administración pública: el exdiputado local que se dedica a robar todo lo que puede del erario sólo por ser el amigo más arrastrado de cierta familia hidalguense.

Sin embargo, un cáncer como Serrano González no deja de causar daño con un simple enroque de delegación, pues en cuanto se colocó como titular de la SEDATU buscó la forma de beneficiarse con cuanto programa tiene a su cargo.

Uno de sus programas favoritos ha sido la ampliación de vivienda, que está vendiendo a los alcaldes para beneficiar únicamente familiares y empleados de los Ayuntamientos, o a sectores como la CNC -que anhela volver a dirigir-, mientras deja a más de 900 familias sin ninguna respuesta solamente porque no poseen los recursos suficientes para comprarle beneficios.

Ahora también ha incrementado de forma exorbitante los costos de la ampliación de vivienda, llegando a valuar cada casa entre cien mil y cincuenta mil pesos, beneficiando sólo a algunas constructoras que también pagan por su derecho y generando como consecuencia la bajísima calidad de las viviendas, al grado de que en un par de meses resultan inservibles.

Desde luego, ese es uno de los sellos personales de Onésimo Serrano: lo inservible o inútil, pues cada que se encarga del desarrollo de algún programa para beneficio de la población recorta presupuesto y se hace publicidad en todos los medios locales, elevando costos para que finalmente las obras pierdan toda utilidad en un par de semanas por la baja calidad de su construcción, que más bien pone en riesgo la vida de las personas.

Onésimo Serrano ha logrado corromper todas las instancias que toca, haciendo un daño irreparable a Hidalgo, pero su despido no se ha logrado porque su protección estriba en su desmesurado y ridículo servilismo. Así la realidad de la política.