Oposición en tiempos de consenso: caso Cuautepec

Mantén cerca a tus amigos y aún más cerca a tus enemigos”, esta frase me la han dicho más de una vez en los últimos dos meses como una recomendación de desconfianza ante el actual consenso que se ha generado con la administración municipal de Cuautepec de Hinojosa. Una situación que, debo confesar, no esperaba y que sé, generará concordias y discordias con las personas que han seguido mi trayectoria y que han depositado su confianza en mí.

A mi juicio, lo peor que podría hacer es cerrar la coraza para aislarme “del enemigo” y actuar enfurecido cada que encuentre la posibilidad. O bien, sacar el mejor provecho posible a la coyuntura para que la crítica y los críticos seamos factor de solución y no de polarización.

Asumido este papel, se vuelve importante recordar la función de la democracia y de la oposición. 

Un propósito fundacional de la democracia es el de igualar, hacer iguales a los desiguales, para evitar la concentración de poder y el abuso. Sí, reconocer el poder de la mayoría pero, sobre todo, visibilizar a las minorías marginadas o excluidas porque la democracia no es un medio para darle poder a facciones polarizantes, sino para la representación de intereses en busca de consenso donde se privilegie la justicia social, es decir, darle más oportunidades a los que más las necesitan.

A su vez, ser oposición debe entenderse no como una postura necia para el brillo político sino como una posición de influencia. Ante la resistencia, es justo y legítimo que la oposición utilice todos los medios a su alcance para hacer valer su influencia. Si la resistencia es menor entonces el resultado debe verse reflejado en el funcionamiento de la administración pública y en las acciones gubernamentales.

Me considero un demócrata y conozco el compromiso que tengo como oposición. Jamás he buscado una posición radical y jamás me he negado al diálogo. La administración pública municipal que encabezó Haydeé García fue absolutista y corrupta, y fui, quizá, la voz más fuerte de la queja ciudadana pero también busqué ser propositivo.

Mi voz no se ha apagado pero esa voz no es solo un grito sino que siempre ha buscado el diálogo constructivo. No voy a renunciar jamás a la búsqueda de la honestidad y la justicia, seré sincero siempre y esa sinceridad tiene que verse reflejada en el consenso con “el enemigo”. 

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Por: Leonardo Flores Solís

Abogado de profesión y activista por vocación. Soy producto de la justicia social. Maestro en Derecho por la UNAM y licenciado en Derecho por la UAEH. Soy más puma que garza.


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EL OBSERVATORIO - Leonardo Flores Solís

Abogado de profesión y activista por vocación. Soy producto de la justicia social. Maestro en Derecho por la UNAM y licenciado en Derecho por la UAEH. Soy más puma que garza.