Propone Moreno Valle segunda vuelta electoral… a la mexicana

Rafael Moreno Valle puso en la mesa un tema bastante interesante para el desarrollo del sistema político electoral mexicano: la segunda vuelta, pero con una suerte de mexicanización. Es decir, entender la primera vuelta como una votación de candidatos al interior de los partidos políticos para garantizar cierto nivel democrático en ellos.

Aquí debemos puntualizar una serie de situaciones, como que una de las grandes molestias ciudadanas es el rechazo a los candidatos y partidos políticos en general, situación proporcional al abstencionismo ciudadano, pues ni siquiera existe interés en acudir a la urna por generalizar la percepción de los candidatos.

De permitirse un ejercicio democrático para votar a los aspirantes podría proporcionarse a las militancias respectivas una garantía de decisión, pues un problema contundente aunque no tan analizado es la creciente deserción de las filas de los diversos partidos políticos por situaciones en las que prevalece cierto hartazgo de favoritismos.

Mientras que para el electorado, una elección directa de candidatos podría presentarse como una ventana para involucrarse en el ejercicio político.

También es cierto que la implementación de una segunda vuelta en el contexto mexicano podría prestarse para la llegada de candidatos de minorías, pero la realidad es que las elecciones están siendo ganadas por candidatos aprobados por un raquítico porcentaje de la población.

A nivel nacional, en el caso de “la grande”, la implementación de dicha figura podría brindar mayor certeza en la ciudadanía, aunque difícilmente evitaría un juego de “Presidente legítimo” por algunos ambiciosos personajes.

Ya que estamos en el tema, sería casi fantástico creer que el INE pudiera montar reglas en el juego electoral para evitar candidaturas de más de diez años que generan especulaciones sobre su financiamiento y comienzan a generar modelos políticos que pueden costar muy caro al país en años venideros.

Si bien es cierto que Andrés Manuel López Obrador es el actual puntero de las elecciones, también lo es que es su patrón constante llegar así a unos meses del arranque de campañas por ser la imagen que enmarca el descontento ciudadano, pero que una vez iniciado el ejercicio de competencia al tabasqueño se le resta fuerza y presencia por una “guerra mediática” en su contra, pero también por su carácter autoritario que genera miedo en el votante.

En el particular caso de MORENA, una segunda vuelta pondría de manifiesto la nula democracia imperante en sus filas, pues toda visión o ideología pende de una figura tiránica que “impone” su palabra, concretamente, ni siquiera alcanzarían a sumar un par de competidores.

Mientras que en los partidos que pretenden una coalición permitiría una elección en la que se involucren sus filas, que finalmente serán quienes hagan triunfar a su candidato y que sientan mayor certeza en su elección.

Una cuestión que está a punto de darse por terminada es el famoso presidencialismo, que ha demostrado cierta fragilidad en el momento que deja de contar con el apoyo de ciertas fuerzas de poder que tal vez no puedan “imponer” pero sí ganar perdiendo, lo cual es un ejercicio emblemático del PRI pero que han aprendido el PAN y el PRD a la perfección.

Una segunda vuelta, gobiernos de coalición y el fin del presidencialismo en esencia son temas que veremos desarrollarse en 2018 en la “madre de todas las elecciones”.

 

DESDE LA ANTESALA DEL INVENCIBLE:

Gran revuelo causó en Hidalgo saber que Miguel Ángel Osorio Chong figura como el tercer aspirante en preferencias electorales generales y el primero al interior del PRI, pues por lo menos en Hidalgo ha sido tema central esta semana, al grado de inspirar más de una columna de opinión y, lógicamente, elevar expectativas en algunos grupos políticos.

Todos a la espera de su arribo a la Secretaría de Desarrollo Social, pues dicen que sería el escalón perfecto para catapultarlo de lleno al gusto ciudadano.


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