¿Qué nos espera en el 2019?

El horizonte para el año que viene se ve difícil, nebuloso y lleno de problemas en el país, con un gobierno que pese a la legitimidad que le da los 30 millones de votos de la elección parece empeñado en aplicar políticas clientelares y con una finalidad electorera , con proyectos “fantasiosos” como los calificó Arturo Zamora, el secretario General del PRI, en los que más que planes de crecimiento real se apuesta por la dádiva, el regalo del pescado y no la enseñanza para saber pescar como lo muestran sus programas sociales en que se apuesta por la respuesta inmediata del regalo de dinero y no por el esfuerzo y la capacitación de lo que da muestras el recorte a las universidades, con marcha atrás una vez que instituciones como UNAM, Poli y la UAM, a las que se sumarían con seguridad muchas otras casas de estudio, anunciaron el inicio de marchas a partir del 20 de diciembre.

AMLO anunció en nuestro estado que se había cometido un error en la presentación del presupuesto y que no se recortaría presupuesto a las casas de estudio, horas antes había dicho lo contrario, pero queda la impresión de que con el puma universitario de la UNAM no quiere pleitos y menos que salgan a la calle, por todo lo que representa nuestra máxima Universidad en el país y el mundo.

Sin embargo, es manifiesta la animadversión por la cultura y la capacitación en el extranjero, con una postura aldeana y populista en que se juega intencionalmente con la esperanza de la población con medidas inmediatas y el desprecio a las instituciones y el marco legal, que con la mayoría en el Congreso acomoda las leyes a su gusto.

Desde luego hay apuestas válidas que merecen ser apoyadas, pero dan la impresión de ser en muchos casos el pan del circo como dice el refrán popular, como el caso de los salarios de los ministros de la Corte, que si se ve sólo del lado de los salarios es sin duda un reclamo justo y que merece el respaldo popular. Lo malo es la segunda intención que parece buscar la destrucción del Poder Judicial, único contrapeso para el poder absoluto del Presidente, quien tiene todo el bastón de mando sin ninguna pared enfrente, a no ser la Suprema Corte, atacada de manera inmisericorde por el nuevo gobierno.

Cómo estarán las cosas que todavía no llevan un mes en el poder y ya hay muchos ciudadanos que extrañan al partido tricolor pese a todo lo que significa de puntos negativos.

Lo que se ha visto es un gobierno que no une a la ciudadanía, por su decisión de mantener una polarización entre dos supuestas realidades: los buenos, que son ellos, y los malos, que son los de enfrente, a los que califica como corruptos, minoría rapaz, mafia del poder y otras frases que resultan hasta ingeniosas, pero que al final dividen y enfrentan a la sociedad cuando se supone que el mero, mero debiera ser un factor de unidad y no de divisiones.

No hay ejercicio de buena política, pues no se ve trabajo previo para planchar las cosas sino la imposición de mayoría inexperta y hasta abusiva, en el entendido de que por algo los eligieron y no a otros, con personajes hasta nefastos, que casi siempre hablan para corregir su discurso al cuarto de hora, como Félix Salgado Macedonio, quien da la impresión de creerse un verdadero tribuno y al final no deja de ser un remedo de buen político con sus ocurrencias de quitar a gobernadores y otras torpezas.

En un gabinete donde todos dicen lo que se les ocurre, con un abuso del poder para decir y proponer soluciones o caminos para el país con la corrección inmediata de otro moreno iluminado, queda claro que no hay unidad de criterios entre los hombres del poder y como nadie da lo que no tiene, imposible que puedan crear unidad en el país cuando ni siquiera ellos están unidos, como queda de manifiesto en las metidas de pata de Monreal, Delgado y la titular de la Función Pública, Eréndira Sandoval, queriendo mandar en la iniciativa privada para luego enredarse más alegando ‘Fake News’ cuando estaban las evidencias de los videos.

Triste y desalentador panorama de los ganadores de julio, que no parecen saber actuar con capacidad en los cargos que tienen alimentados por un sentimiento de revancha y hasta venganza que abre más grande la barranca de la división.

No cabe duda que los buenos políticos no son frutos que los dé cualquier árbol y que los que rodean a AMLO no dan el ancho por su improvisación y evidente falta de capacidad, muchos de ellos llegados a cargos importantes por el tsunami Obrador pero con un tamaño enano.

En muchos ciudadanos hay desconcierto ante medidas como la cancelación del aeropuerto de Texcoco y los miles de millones tirados a la basura y la amenaza de los dueños de bonos de llevar a cabo demandas multimillonarias, lo que abre la puerta a que continúe esta obra, ante la Ley de remuneraciones que ha provocado reacciones fuertes en contra, la intención de recortar presupuesto a las universidades con el “usted disculpe, fue error de dedo” del Presidente, ante lo que se esperaba como reacción furiosa de las universidades, con las que ya se ve no quiere pelear, ante la intención de borrar la autonomía en las casas de estudio, el embate contra el Poder Judicial y un largo etcétera, el cual nos retrata a un gobierno de novatos e incapaces… o de mala fe.

 

¿EL PRESIDENTE ESTÁ SOLO?

La impresión que se tiene es que AMLO es un verdadero Solitario de Palacio porque no se ve arropado por su gabinete, que parece caminar por dónde encuentran ganancias de poder.

OMAR FAYAD, EL QUE MÁS LO ENTIENDE

Difícil creerlo, pero por los hechos que se viven en la política de México y de Hidalgo, es el gobernador Omar Fayad el que parece ser quien más entiende la política del Presidente, quien da muestras de sentirse a gusto en nuestro estado, como lo manifestó en el acto del Mexe, donde le reconoció a Omar Fayad el valor de acompañarle, de dar la cara, calificándolo como gobernador responsable e institucional, quedando claro que en Hidalgo se siente muy a gusto y de acuerdo con las políticas que aquí se llevan a cabo, de las cuales la coincidencia entre los dos gobernantes es innegable.

El principio de actuar es sencillo: si bien Omar Fayad es priista, entendió que para gobernar bien necesitaba caminar del lado del Presidente, por bien del estado y así lo ha hecho, pese a la grilla de algunos morenos y ambiciosos del poder, quienes intentaron recién llegados a cargos de poder un juicio político contra Fayad, y en una tontera de ambición exigir desaparición de poderes porque así se los exigía su patrón alado.

Bastaron unos cuantos días para poner las cosas en su lugar.

Omar Fayad es un gobernador fuerte y con buena presencia con el Presidente, lo que sin duda es bueno para Hidalgo, y los grillos, que pretendían cortar cabezas, contraen las garras y esconden las uñas.

El que sabe… sabe.