Rusia y la farsa de la democracia

El presidente ruso Vladimir Putin asume un cuarto mandato, para lo cual primero allanó el camino eliminando a sus adversarios, los encarceló o murieron misteriosamente; los métodos no importan, el objetivo estaba claro para él y su socio en el poder, el primer ministro Dmitri Medvédev, porque si éste no es presidente es primer ministro, al igual que Putin; el rol no importa, el poder es el que vale. Desde 2003 Medvedev ha sido el colaborador más leal de Putin, lo ha hecho presidente cuando ha requerido ser relevado para él ocupar el puesto de primer ministro.

La democracia occidental mancillada

El muro de Berlín cayó en noviembre de 1989 y en 1991 se desintegró la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), con el golpe de Estado a Mijaíl Gorbachov y el arribo al poder de Boris Yeltsin, apoyado por las potencias occidentales, bajo la pasividad del ejército y los militantes de un partido comunista hundido en la corrupción. En ese año, los países occidentales se congratularon del fracaso de la construcción del socialismo y felicitaron la llegada de Yeltsin; aunque poco les duró la borrachera, tanto como el tiempo que el alcohol tardó en consumir al presidente ruso y abrió las puertas a la llegada de Putin, con sus aires imperiales y su fórmula cíclica infalible: Presidente-Primer Ministro-Presidente.

Esto solamente demuestra que no se deben esperar grandes reformas en los próximos meses, pues Putin seguirá trabajando para volver a hacer de Rusia una potencia y continuar con su carrera armamentista, dejando la democracia occidental enterrada junto a sus adversarios.

Tal como lo hizo en otros años, Vladimir Putin comenzó su nuevo mandato presidencial con los aplausos en el Kremlin, dos días después del arresto de cientos de manifestantes en Moscú. El jefe de Estado por cuatro veces y primer ministro en otros periodos, con sus 65 años, ha estado al frente de Rusia durante dieciocho años, casi tanto tiempo como el de la canciller alemana Angela Merkel.

Con un ritual ya aprendido, juró su cargo con la mano derecha en la Constitución rusa por un mandato que terminará en 2024, después de haber sido reelegido con más del 76% de los votos.

El dúo aparentemente inalterable del Ejecutivo tendrá una agenda que ya conoce de memoria. Pero ahora Rusia, ciertamente después de dos años de recesión, está amenazada por el estancamiento de su economía y después de la ocupación de Crimea los países occidentales le han dado la espalda. Para buscar salida a la crisis económica, Putin deberá tomar medidas impopulares, como elevar la edad de jubilación -que en Nicaragua ha desatado revueltas populares y muertos-, otras reformas podrían acabar con la renta petrolera y la diversificación industrial, pero que se consideran vitales para darle un nuevo impulso al crecimiento de la economía rusa. Sin embargo, la democracia en ese país será un tema que dará mucho para escribir y muchos dolores de cabeza a la comunidad internacional.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.