Una de las premisas con las que el gobierno de Israel se ha presentado ante el mundo, por lo menos en las últimas décadas, ha sido la de la impenetrabilidad en sus sistemas de seguridad, que a su vez busca demostrar la fortaleza militar con la que cuenta. Este poder militar y logístico que la nación tanto presume sólo ha sido posible gracias a Estados Unidos, que se ha encargado de brindarle todas las facilidades y herramientas para poder mantener la soberanía israelí ante lo que percibe como amenazas latentes en la región donde se encuentra el país hebreo.
Sin embargo, lo que Israel no cuenta dentro de la mentira que ha creado acerca de ser el país “civilizado” del Medio Oriente, es que en realidad la amenaza de la zona son ellos mismos; no obstante, para comprender el peligro que el gobierno de Netanyahu representa, hay que detallar diversos factores.
Principalmente, es necesario comprender que la problemática en la Franja de Gaza es de carácter político y no religioso, como muchos piensan; estas dificultades se presentan desde la creación del país que fue edificado dentro de una zona que anteriormente era habitada por palestinos, que fueron alejadas del territorio para poder instaurar una nación que respondiera a los intereses de Gran Bretaña y Estados Unidos, dado que dentro del espacio geográfico no contaban con ningún aliado que se alineara completamente con su política exterior.
Es así como podemos entender que lo que sucede en la Franja de Gaza se detonó por una ocupación que la nación judía ejerce sobre una población que no cuenta ni siquiera con un gobierno propio, un territorio bien definido, o tan siquiera instituciones que faciliten la vida de los palestinos, como hospitales, escuelas o servicios públicos, y esto mayormente se debe a que a partir de los ataques realizados por Hamás el 7 de octubre del año pasado, el gobierno de Israel decidió atacar todo aquello en donde, según él, pudieran esconderse elementos de dicha organización, por lo que su solución fue reducir a cenizas todo blanco que pudiera ser bombardeado.
Aun con todos estos elementos que hacen que se desmorone la mentira de Israel, Estados Unidos y sus aliados aún creen que lo correcto es apoyar al país hebreo, no importando que esto pueda significar una escalada hasta una guerra que involucre a otros países, por ejemplo, Irán. Esta nación enemiga de Israel que está dispuesta a todo para ver caer a ese país, está aumentando sus esfuerzos para apoyar a Palestina. Bajo este orden de ideas podemos comprender que, si este conflicto no se detiene pronto, podría existir un bloqueo en la movilización del petróleo, lo cual aumentaría el precio en prácticamente todas las mercancías a nivel mundial y, peor aún, podría generar una guerra que involucre a una gran cantidad de países.
México ya se ha pronunciado tanto en contra de los ataques de Hamás como de los de Israel; sin embargo, el gobierno de López Obrador ha sido tenue con sus observaciones y no señala el verdadero problema, que es la ocupación militar de Israel sobre Palestina que hasta el momento ha provocado miles de muertes. No hay que olvidar que esta situación puede afectar el suministro de medicinas que llegan a México desde Israel, puesto que es los principales socios comerciales de nuestro país en ese ámbito; igualmente, como fue antes mencionado, una gran cantidad de productos podrían encarecerse por el aumento del precio del petróleo, que es el suplemento necesario para el combustible de todo tipo de vehículos que mueven las mercancías.
Debemos de poner especial atención a esta problemática que podría desencadenar una serie de consecuencias a nivel internacional y que podrían repercutir en nuestra economía, pero más allá de eso, es indispensable que se tomen medidas ahora, ya que la mayor pérdida son las vidas de una gran cantidad de gente inocente y que no tiene culpa de nada de lo que está sucediendo.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
