Somos lo que escuchamos

La sica es una expresión de la cultura que refleja la visión del mundo de quienes la crean. A su vez, esa visión está atravesada por el contexto y es sostenida por las creencias y patrones culturales de quienes escuchan.

Este domingo, 280 mil personas se dieron cita en la plancha del zócalo de la CDMX para el concierto del Grupo Firme, una de las agrupaciones de música regional mexicana más populares del momento. Llama la atención que este evento ha roto todos los récords para conciertos en dicho recinto y ha desatado comentarios reveladores en redes sociales llenos de clasismo, racismo y discriminación.

El cruce entre el tipo de música que escuchamos y la clase social es un tema que salta cuando hablamos de las canciones y grupos que se han popularizado en nuestro país los últimos años. El indicador para medir ese cruce carece de rigor matemático, se mide con las opiniones y comentarios que se multiplican en redes sociales que dan cuenta de nociones de superioridad moral y de clase que subrayan el clasismo interiorizado de la sociedad mexicana.

Hace algunos días, la plataforma YouTube publicó que somos los mexicanos quienes más escuchamos al cantante de música urbana Bad Bunny y se ha hablado de la creciente popularización del género del corrido tumbado entre los jóvenes del país.

Aunado al fenómeno que ha representado el concierto del Grupo Firme, algunas preguntas nos invitan a pensarnos desde nuevos lugares: ¿qué dice esto de nosotros? ¿Cómo es que nuestros gustos musicales revelan lo más profundo de nuestra cultura y comportamiento social? ¿Cómo es que la música une y separa en la misma proporción en un país como el nuestro?


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