El cuestionamiento básico de toda actividad profesional a nivel social, estriba en que prime la impericia y la base de sustentación cognitiva que da certidumbre al desarrollo de negocio no impida realizar sus tareas con éxito.
El término startup se utiliza para nombrar a una estructura de negocios emergente, con potencial de innovación y crecimiento en proyección con la inteligencia aplicada a su espacio o realidad para generar mayor certidumbre y probabilidades de éxito.
En los últimos años me han preguntado y cuestionado sobre el valor-poder que tiene la consultoría política como “startup”. Mi respuesta ha sido invariable: “La certidumbre del piso que otorga el empoderamiento cognitivo y su proyección programática es inmejorable en toda empresa o negocio”, la prueba es que la educación profesional encausa los grandes negocios de mercado, por lo que construir una startup en cualquier dimensión humana es un ejemplo positivo de una racionalidad instrumental.
Sin embargo, la racionalización de la mayor parte de la sociedad radica en el rechazo de las actividades de empresas emergentes porque implican grandes desembolsos económicos, lo cual bajo la impaciencia y la exigencia inmediata de recuperación de la inversión, suele erosionar las posibilidades mismas de una startup.
En el caso concreto de la consultoría política, en las últimas dos décadas en América Latina ha aumentado la cultura de los entornos públicos y privados en su preeminencia como “startup política” para generar certidumbre, prospección y logros significativos a nivel de la concreción de tareas sociales. El ejemplo significativo es la neuropolítica y la percepción de los anhelos y necesidades sociales, lo que dio paso a nuevas construcciones y oportunidades sociales, como la creación de políticas públicas.
Construir mejores gobiernos y vínculos del ejercicio de gobierno entre la esfera pública y privada implica repensar la instrumentalización científica que presentan las lógicas de co-creación de la tarea pública en el escenario ventaja-país, lo cual incide en la esfera privada cuando un gobierno dinamiza a todas las dimensiones sociales.
Las plataformas de las campañas políticas en nuestros días no pueden articularse sin un verdadero rol de las startup políticas, esto es un imperativo para crear verdaderas oportunidades programáticas en el ejercicio de gobierno y brindar mayores elementos de estabilidad pública y privada.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
