Muy pocas veces conocemos las variables que afectan nuestra vida diaria, directa o indirectamente, por lo que es común que no analicemos lo suficiente el contexto económico mundial para entender qué podría afectar o beneficiar a nuestro país.
Problemáticas como la ocupación de Gaza por parte de Israel o las sequías que han complicado el funcionamiento del Canal de Panamá abren una ventana de desarrollo para México, que tiene la solución a uno de los temas que podrían afectar en proporciones enormes al comercio internacional: el tren interoceánico. Pero antes de entrar en materia, hablemos un poco del contexto.
Las constantes agresiones por parte de Israel dentro de la Franja de Gaza han provocado una enorme molestia al gobierno provisional de Yemen, país hermano de Palestina, por lo que éste, con su gran posición estratégica que le permite cerrar el paso hacia el Canal de Suez, ha decidido negar el ingreso a una gran cantidad de barcos de los aliados europeos de Israel.
Cabe señalar que el Canal de Suez permite el movimiento del 10% del comercio mundial y abastece a la Unión Europea de una cantidad enorme de insumos, por lo que el hecho de que se encuentre en una zona geográfica bajo constante tensión amenaza a los productos que son para consumo de la gente, por lo que se necesita una nueva ruta marítima para el paso de buques provenientes de Asia o América.
De igual manera, las condiciones climáticas del planeta han afectado el Canal de Panamá, por donde transita el 6% del comercio marítimo mundial, el cual ha sido atacado por sequías que impiden el paso de barcos; esto significa un alza en los costos de movilización, por lo que, igualmente, aumenta el precio de los productos para la población general.
Es bajo este contexto internacional que destaca una de las obras menos difundidas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: el tren interoceánico, que conecta los puertos de Salina Cruz, Oaxaca, y el de Coatzacoalcos, Veracruz, permitiendo una conectividad del océano Pacífico con el océano Atlántico. Esta obra se muestra como una alternativa a los puntos comerciales marítimos más importantes en el mundo, y pese a lo prematura que pudiera ser esta afirmación, se debe de tener en cuenta que todos los proyectos necesitan de años para la consolidación de su correcto funcionamiento; sin embargo, con un correcto seguimiento, el tren interoceánico puede convertirse en el proyecto que desarrolle económicamente el sur del país.
El progreso del sur de México podría deberse a que los alrededores de las vías de este macroproyecto se convirtieron en un corredor industrial en el que se espera el arribo de una gran cantidad de empresas. Su conectividad con el tren maya permitiría también el impulso del turismo y la inversión de capitales privados en la zona.
Sin lugar a dudas, el tren interoceánico se muestra ante el mundo como la esperanza para las empresas transnacionales, sobre todo cuando los tiempos de espera para mover los productos con el tren, así como en los canales de Panamá y de Suez, son tan similares, por lo que sólo las futuras administraciones decidirán si aprovechan esta oportunidad o dejan esta obra para el olvido, como muchas otras.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
