Vecinos unidos

Nadie siente un problema como suyo hasta que pasa cerca de su casa. Es una verdad que pocas veces reconocemos y enfrentamos, pero que ha resultado en un comportamiento constante en nuestra sociedad. La caída de la bolsa en Nueva York, un incendio en una selva brasileña o la extinción de animales al sur de África son problemas que nos interesan mientras los vemos en los medios de comunicación, pero que poco nos preocupan al momento de tomar acción.

Sin embargo, cuando es tu calle la que se inunda, tu coche el que se queda flotando en medio de una lluvia cualquiera un miércoles por la tarde, o tus plantas las que se pudren por los encharcamientos en tu fraccionamiento, entonces los problemas comienzan a ser importantes y por fin comprendemos que si no lo arreglamos nosotros, nadie lo va a hacer. 

Pachuca es una ciudad con pocos rastros de organización vecinal y participación ciudadana, pero ante los problemas derivados de las lluvias y las inundaciones, los colonos del sur de la ciudad se organizaron este domingo para cerrar la circulación de la carretera México –Pachuca y pedir una solución a las autoridades. 

La exigencia fue en torno a los problemas nacidos de las inundaciones, los baches, el drenaje, la iluminación y demás cuestiones no necesariamente relacionadas con las lluvias. Uno de los retos que enfrentan estas peticiones —además de ser escuchadas de manera seria y profesional— es que las soluciones exigen el actuar coordinado de tres municipios: Pachuca, Zempoala y Mineral de la Reforma. 

Las acciones coordinadas en la Zona Metropolitana de Pachuca representan un verdadero problema para la resolución de problemas de esta naturaleza, pues no existe una verdadera articulación para el trabajo entre municipios. ¿De quién es la responsabilidad? ¿Cuáles son los alcances reales para que los municipios resuelvan problemas que nacieron al menos hace 20 años? ¿A quién se le exige que paren las inundaciones? 

La lucha vecinal es un recurso legítimo y necesario que, lamentablemente, se ejercita solo cuando nos enfrentamos a un problema mayúsculo que sucede en la cercanía de nuestras casas. Esperamos que los gobiernos de estos municipios tengan una estrategia inteligente y bien pensada para resolver un asunto que, de no atenderse, solo empeorará, pues queda claro que no se le puede pedir al cielo que deje de llover


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