En la conferencia de prensa donde el PRI reconocía sus triunfos en la pasada elección de Durango, su lideresa, la senadora Carolina Viggiano, desató los demonios de las nalgas prontas -no faltando el chismoso que le comentó al exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad,- en el éxodo masivo del tricolor a Morena. En este pronunciamiento, dejó abierta la puerta para futuras hazañas políticas que su partido pretende lograr antes de llegar a la sucesión presidencial del 2030; incluido, desde luego, la sucesión transexenal en Hidalgo 2028.
En los entretelones, la molestia de Andrés Manuel López Beltrán -al cual ya no se le puede llamar “Andy”- fue directa a la yugular acusando al gobernador de Durango de haber intervenido la elección y que, bajo un esquema de la vieja mafia del poder, había logrado que el PRI pudiera operar con amplios poderes en el norte del país. El señalamiento de López Beltrán no caló hondo en los corrillos políticos, pero la prensa proclive a la derecha se dio vuelo con argumentos de “una sopa de su propio chocolate a Morena”, en pronunciamientos sobre la elección del Poder Judicial, donde los acordeones devolvieron a la primaria a la ciudadanía.
Cabe recordar que Andrés Manuel López Beltrán es el lugarteniente de Luisa Alcalde en la conducción de Morena y que, en Hidalgo, se le ha visto lo mismo con el gobernador Julio Menchaca que con el líder de Morena Hidalgo, Marco Rico, a quien mantiene bajo resguardo político por la debilidad del partido, pese a que el gobernador Julio Menchaca se cuece aparte, debido a los números positivos de su popularidad.
En este escenario, Hidalgo vive un esplendor de inversiones directas que se suman a una transformación política inédita que ha ido posicionando alfiles en la contienda política desde el 4º Piso. El caso de Rebeca Aladro ya no sólo es serio en torno a su empoderamiento a la gubernatura, sino, también, en la depuración del Poder Judicial, donde los escarceos de su renovación ya tienen tintes de triunfo desde Palacio Nacional.
Es necesario advertir que el empoderamiento de Rebeca Aladro y la crisis política del PRI en el entuerto de las nalgas prontas es la primera gran ruta que exhibe y afianza el colapso tricolor en la transformación política en Hidalgo que, por meses, en un estadio paralelo al poder del gobernador Julio Menchaca, intentó operar el senador Cuauhtémoc Ochoa, sin lograr posicionar ni las piezas clave, como, tampoco, enturbiar el agua del staff de mando decisorio del gobernador Menchaca Salazar.
En este tránsito intestino de Hidalgo no es posible contemplar la crisis política del PRI y las fuerzas políticas de la derecha, sin advertir tres vectores que inciden en su colapso.
I. La beligerancia política
La beligerancia política frente a Morena y al gobierno de Claudia Sheinbaum, que han encarnado lo mismo Alejandro Moreno, líder perpetuo del PRI, como Carolina Viggiano, y en segundo plano de la derecha, Marko Cortés y Ricardo Anaya, ya denota un punto de quiebre e impotencia ante los números discretos que acompañan al PRIAN sobre su poder en la nación.
II. La ausencia de un proyecto político
Sin proyecto político, el PRI ha focalizado desde la maquinaria mediática que le es proclive al antiguo régimen, sus ataques demeritando las acciones del gobierno de Claudia Sheinbaum sin haber hecho mella, hasta ahora, ni de la popularidad de la presidenta, ni de los alcances de la afiliación política a Morena, cuya visoría la despliega Andrés Manuel López Beltrán, el hijo del tlatoani.
III. Las contradicciones internas
La alocución de las nalgas prontas, efectuada por la senadora Carolina Viggiano, dejó claro el quiebre y contradicciones políticas del PRI, que no han sido superadas y que amenazan con llevar a una ruptura histórica en el partido de cara a la sucesión presidencial 2030.
En este escenario y como se están presentando los hechos y contienda política con Morena, ¿el PRI estará pensando su expansión política en Marte?
