En la década de los 70, Jaime Humberto Hermosillo se convirtió en uno de los mejores directores del nuevo cine mexicano, con filmes como El cumpleaños del perro, La pasión según Berenice, Matinée o Naufragio, pero el nativo de Aguascalientes, nacido el 22 de enero de 1942, comenzó a convertirse en una especie de director maldito por su temática gay y su deseo de independencia.
María de mi corazón, uno de sus mejores filmes, basado en un relato de Gabriel García Márquez, se filmó de manera independiente y tuvo una difícil distribución.
Las apariencias engañan tuvo peor suerte, pues estuvo prohibida en su momento. Luego de Doña Herlinda y su hijo, el primer filme abiertamente gay, los apoyos fueron espaciándose.
Inteligentemente, comenzó a trabajar con pocos recursos pero con gran imaginación, con cintas como Intimidades de un cuarto de baño o La tarea; pero, tras Escrito en el cuerpo de la noche, los apoyos desaparecieron.
Jaime Humberto decidió proseguir su carrera entrando al mundo digital con Exorcismos, con Alberto Estrella.
Cinéfilo empedernido, el director era un habitual de la Cineteca Nacional, en donde lo conocimos viendo clásicos como M, el maldito.
Nos invitaba a premieres de polémicos filmes suyos como Rencor, en los que aprovechamos para conseguir el autógrafo de la bella Julissa, o en Infelicidad, una de sus últimas cintas, en la que nos presentó a las guapas actrices Lisa Owen y Silvia Mariscal.
La Cineteca Nacional presentó recientemente una retrospectiva muy completa de sus 39 títulos, entre los que estaban los inicios de Los nuestros, y la biográfica Juventud, en la que, en una escena antológica, su mamá le pide que salga del clóset en el que se encontraba.
Descanse en paz este gran director, cinéfilo hasta el final.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
