Alfonso Cuarón, un cineasta poco serio

Sucesos como el desplegado de diez preguntas que lanzó el cineasta Alfonso Cuarón al presidente Enrique Peña Nieto acerca de la reforma energética le quitan seriedad al país.

Me explico: una persona como Cuarón, que tiene fama pública y es considerado (erróneamente) como un intelectual, que no es experto en temas de energía, extracción de hidrocarburos ni mucho menos en materia legislativa, al lanzar una serie de preguntas sin consultar a expertos, sin investigar ni leer sobre el tema, muestra una gran irresponsabilidad.

Cuando alguien se vuelve famoso (como el caso de Cuarón, director de mediana calidad de acuerdo con expertos en cine, aunque el éxito de su última película no se pone en duda), cree que puede incidir en la vida económica, política y social de un Estado como si se tratase de un intelectual, pero en estricto sentido es un brain celebrity, una persona legitimada por los medios, que por el simple hecho de ser famosa o formar parte de la farándula cree conocer acerca de temas especializados cuando en realidad no tiene los argumentos necesarios para intervenir, discutir o debatir al respecto.

Así puede catalogarse a Alfonso Cuarón, ya que sus preguntas carecen de sustancia y fondo; al leerlas se puede observar que no conoce de economía ni del mercado energético. Además, con su última pregunta: “¿por qué no debatir?” (lanzada el 5 de mayo en diezpreguntas.com), evidencia que desconoce los mecanismos legislativos en México.

La intervención del cineasta resulta poco seria, y si lo que quería era hacer algo trascendental para el país, hubiera utilizado las herramientas que él maneja, por ejemplo, filmar un documental donde conversara con los involucrados en integrar y aprobar la reforma energética, con expertos en la materia, con empresas de hidrocarburos como Pemex, Texaco y Royal Dutch Shell. Con esto hubiera sido más que suficiente para comenzar el debate, un análisis y discusión sobre la reforma, y no con preguntas tan absurdas como las que realizó. Para colmo, la última estuvo mal dirigida, pues Peña Nieto en su calidad de titular del Ejecutivo no tiene nada que ver con la reforma, pues una vez turnada la iniciativa de ley al Congreso, se inicia el proceso legislativo; a partir de ahí la iniciativa ya no pertenece al ámbito Ejecutivo sino al Legislativo, así que su petición debió haber sido a la Comisión Permanente porque ahí se encuentra la reforma.

Un gran problema en México es que los medios de comunicación legitiman al personaje famoso en su calidad de mensajero y el mensaje que emite. En el caso de Cuarón, pudo haber formulado sus preguntas con más bases, estudiar y leer al respecto, para que a la hora de tener las repuestas, pudieran ser revisadas, discutidas y contravenidas. Pareciera que el ganador del Oscar goza (como diría un articulista) de una “ignorancia supina”, que según la Real Academia de la Lengua Española es “la negligencia de aprender o inquirir lo que puede y debe saberse”.

Cabe aclarar que no se cuestiona el derecho del cineasta a opinar o expresarse, sino la irresponsabilidad con la que lo hace, sobre todo al ser un personaje con tal fama y peso en el medio.

Por: Armando Nieto Hernández

Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.


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EN LA OPINIÓN DE... - Armando Nieto Hernández

Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.