Caso Cuauhtémoc: ¿Se vale tener un cargo público y además ser candidato?

El caso de Cuauhtémoc Ochoa que es candidato de Morena al Senado y que acaba de pedir su reincorporación a su diputación federal, nos hace preguntarnos: ¿Hasta dónde, ética y jurídicamente, el doble estándar político en este proceso electoral, viola o no, el artículo 55 de la Constitución?

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

La clase política, que se desenvuelve desde las lógicas pragmáticas y mercenarias del antiguo régimen, sigue construyendo en las estructuras públicas, escenarios utilitaristas de negocios particulares o apropiación particular de la representación ciudadana. Este despropósito del orden público viola la ética y la virtud de las estructuras de gobierno y representación ciudadana que están concebidas para ser voz y mandato ciudadano.

 

En la semántica política, cuando un personero asume un rol gatopardista y demagógico, se indica que presenta un doble estándar”; sus palabras no son consecuentes con sus actos, por lo que vulnera la virtud del mandato para el cual fue electo o designado.

 

La rapiña del escaño, en este proceso electoral, aparece en el imaginario ciudadano como una de las constantes que alejan al tejido social de las urnas, porque percibe, con claridad, que un colectivo importante de la clase política que busca encumbrarse en los escaños públicos tiene apetitos mercenarios y no representan los intereses del pueblo.

 

Lamentablemente la ingeniería constitucional y electoral no ha previsto el utilitarismo político. Por ello, se puede ser juez y parte en la palestra pública, es el péndulo del engaño ciudadano, ya que se puede tener un encargo de representación popular, cobrar la dieta y aspirar al mismo tiempo a una candidatura, creando con ello el juego del gigante con pies de barro, “no saca un pie del lodo, cuando ya tiene el otro embarrado”.

 

En Hidalgo ha causado estupor social el hecho de que el actual candidato al Senado por Morena, Cuauhtémoc Ochoa, haya solicitado su reincorporación a su diputación federal, condición que debería ser explicada por el candidato morenista, a fin de fijar una postura que clarifique a la ciudadanía la reinserción de escaño y no dejar en entredicho su figura y a merced de un doble estándar político.

¿Hasta dónde, ética y jurídicamente, el doble estándar político en este proceso electoral, viola o no, el artículo 55 de la Constitución?

 

Para la ciudadanía en Hidalgo y, desde luego en la nación, la danza del doble estándar político en las posturas de los servidores públicos ha creado un recelo odioso social que reprueba las prácticas del utilitarismo político, porque implica que los servidores públicos se sirven del mandato ciudadano, despropósito que es percibido como el engaño del escaño.

 

No ha constituido una reflexión de forma y fondo el hecho de que la probidad pública se deteriora en torno al peculado, sino también a la malversación, como una figura que no sólo involucra defraudar el erario público, sino también a la conducta ética de los servidores del Estado y los representantes populares.

 

La ciudadanía vive una historia de avasallamiento público, cuyo poder omnímodo o absoluto deja huellas y lecciones dolorosas difíciles de superar.

 

El doble estándar político es una condición endémica de la clase política en México. Debe ser atendido con una exhaustiva revisión de la ingeniería constitucional, cuyos vacíos en este proceso electoral no sólo violan el artículo 55 de la Constitución, mucho más significativo es la violación de la ética pública a la integridad y dignidad ciudadana.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.