AMLO y la verdad incómoda

“La verdad incómoda que aqueja a AMLO es que no puede permitirse el lujo de que las réplicas partidistas guindas sean débiles, como ocurre con Morena Hidalgo, pues mientras Julio Menchaca da dos pasos al frente, el partido da dos pasos hacia atrás”.

La sucesión presidencial toca a Hidalgo con la visita del presidente López Obrador que, a título de despedida, a puertas cerradas dialogó con el gobernador Menchaca Salazar bajo dos premisas fundamentales: el control político de Morena Hidalgo desde la presencia gubernamental y el deterioro partidista de la oposición.

 

Morena ha logrado construir una fuerza social y política que ya no tiene una directriz monopólica desde la centralidad del poder. En su réplica estatal, Morena Hidalgo atraviesa los problemas de conducción política de un partido cuyas fuerzas vivas tienen la particularidad de haberse mezclado por la migración de un contingente del antiguo régimen que ha pretendido mostrar su lealtad guinda, pero donde el pasado, como en el caso de Cuauhtémoc Ochoa, es muestra de la poca congruencia de estos grupos que se infiltraron.

 

AMLO en Hidalgo es factor de control político, su relación con Menchaca ha construido una fuerza de lealtad que derribó al bastión priista y que focaliza su atención en la sinergia entre la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo, trazando el camino de un vasto poder que hoy une a entidades de color guinda con proyección de concentración de poder metropolitano.

 

Un elemento indispensable para entender la presencia de López Obrador en Hidalgo es que las rutas de la transformación no son sólo el cumplimiento de la tarea pública que dignifica a los hidalguenses, sino el control de la asociación política de Morena en la entidad, donde hay que garantizar que no se diluya ni la imagen ni el capital político que sigue siendo amenazado por el caciquismo político.

 

El esfuerzo de Julio Menchaca, que ha concluido la primera etapa de las rutas de la transformación, se centró en advertir que un gobierno de proximidad ciudadana va más allá de la obra pública.

 

La verdad incómoda que aqueja a AMLO es que no puede permitirse el lujo de que las réplicas partidistas guindas sean débiles, como ocurre con Morena Hidalgo, pues mientras Julio Menchaca da dos pasos al frente, el partido da dos pasos hacia atrás.

 

La serie de desencuentros en Morena Hidalgo por la designación de candidaturas revela que cuando la maquinaria partidista tiene una débil conducción, sus estructuras colapsan y la tensión aumenta, precisamente porque no existe una línea clara de liderazgo como resultado del reacomodo de las fuerzas políticas.

 

López Obrador no se encuentra realizando giras por toda la República para supervisar las obras de la 4T, el presidente vino a Hidalgo para fortalecer las líneas trazadas en cascada desde las mesas de diálogo que Claudia Sheinbaum posicionó como primer paso en el cierre de filas y verticalidad en la toma de decisiones.

 

Hidalgo, en unión con Ciudad de México y Estado de México, ya opera políticamente con la misma lógica que Sheinbaum vino a imponer en su pasada visita, sólo que ahora la verdad incómoda que devela López Obrador es que un partido débil, como se comporta Morena Hidalgo, es un peligro fuerte.


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